El embarazo de una niña de 12 años, violada por un desconocido, ha levantado de nuevo la polémica en Nicaragua entre Gobierno, Iglesia y la sociedad civil sobre la penalización del aborto terapéutico. La niña, que ha alcanzado casi su 36 semana de gestación, se encuentra en una "situación dramática", dijo ayer a medios oficiales la primera dama y coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del Gobierno, Rosario Murillo. La menor pertenece a la comunidad indígena Walpa Siksa, en el Caribe Norte, una de las más pobres de Nicaragua. La niña se encuentra desde hace dos días en el Hospital Materno-Infantil Bertha Calderón, de Managua, y según el Nuevo Diario, su situación es "crítica" porque las autoridades se niegan a practicarle un aborto terapéuico.