bruselas. La crisis política belga, la más larga del mundo, se agravó aún más hasta alcanzar un nivel rayano en el esperpento, al mezclarse nuevos elementos que forzaron ayer al rey Alberto II a interrumpir sus vacaciones y volver al país de urgencia.
Por una parte, las conversaciones que mantienen ocho partidos políticos bajo la dirección del líder socialista francófono, Elio Di Rupo, sufrieron un bloqueo total. Y por otra, el primer ministro en funciones, Yves Leterme, quien lleva más de 500 días (desde el 22 de abril del 2010) en el puesto de forma provisional, anunció por sorpresa que va a aceptar una oferta para convertirse en secretario general adjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Se trata de una situación constitucional inédita, incluso en un país acostumbrado a todo tipo de adversidades en sus largas crisis políticas, que puede incluso aumentar la desconfianza de los ciudadanos y los mercados financieros en la posibilidad de que el actual callejón sin salida tenga solución.