Washington/Nueva York. La misión del comando estadounidense era la de "matar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, y no la de apresarle", según reveló un responsable de seguridad norteamericano, después de que ayer por la madrugada el presidente Barack Obama anunciara su muerte en una operación en Pakistán.
Esta actuación de las tropas estadounidenses y la confirmación de que Bin Laden se encontraba oculto en las cercanías de Islamabad tendrá consecuencias en las difíciles relaciones entre Estados Unidos y Pakistán, un aliado necesario pero ambiguo a los ojos de Washington en la lucha contra el terrorismo.
El Gobierno paquistaní puso su mejor cara tras conocer la muerte de Bin Laden y aseguró que se trata de una excelente noticia. Y al anunciar la muerte, el propio Barack Obama, tuvo buen cuidado en elogiar a Pakistán por su "cercana cooperación en la lucha contra el terrorismo".
Pero, según aseguraron altos funcionarios estadounidenses, Washington no informó de la operación a Islamabad hasta que no la concluyó, aludiendo motivos de seguridad y para salvaguardar el secreto de la misión.
Aunque aún faltan por conocer detalles, entre ellos hasta qué punto Pakistán participó o no en la captura, no deja de ser significativo que EEUU optara por el silencio a la hora de informar a Islamabad, teóricamente estrecho aliado.
Las relaciones entre los dos países llevan tiempo siendo muy espinosas.
Por parte paquistaní, la gota que había colmado el vaso había sido el incidente en que un contratista de la CIA, Raymond Davis, matara a disparos a dos ciudadanos que, según aseguró él, trataron de robarle.
Ello se sumaba al descontento popular por los ataques con aviones no tripulados sobre las zonas tribales de Pakistán, donde EEUU considera que la red terrorista Al Qaeda cuenta con refugios y donde los analistas creían más probable que se ocultara Bin Laden. Por parte estadounidense, se veía con irritación lo que consideraba escasa voluntad paquistaní por enfrentarse con los extremistas.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Raza Gilani, pidió que se respeten las "sensibilidades" de su país y su Gobierno aseguró que proporcionó información clave para encontrar al terrorista.
Así las cosas, los expertos árabes se muestran divididos a la hora de valorar el impacto del hecho, que puede implicar tanto un aumento de la amenaza terrorista como un golpe que debilitará a Al Qaeda.