Helsinki. El partido de ultraderecha Verdaderos Finlandeses, protagonista por su espectacular ascenso de las recientes elecciones parlamentarias del país nórdico, ha empezado a dar muestras de división interna. La formación que dirige el eurodiputado populista Timo Soini registró el pasado domingo el mayor avance de un partido político en la historia de Finlandia al multiplicar por 8 su representación parlamentaria, un resultado que lo convierte en la tercera fuerza nacional con 39 escaños.

Para lograrlo, Soini se ha rodeado de un grupo de seguidores muy heterogéneo que incluye desde intelectuales hasta ultranacionalistas de la organización Suomen Sisu, algo que puede terminar pasándole factura por la divergencia de opiniones de sus miembros y la ausencia de un programa político definido. Cuestiones como la energía nuclear, la inmigración y las políticas sociales dividen a los 39 diputados electos, según se desprende de sus respuestas a un cuestionario enviado por la televisión pública finlandesa.

De acuerdo a este cuestionario, 11 de ellos son partidarios de aumentar aún más la capacidad nuclear de Finlandia, donde existen actualmente cuatro reactores en funcionamiento, uno más en construcción y otros dos que han recibido ya la autorización para ser erigidos en los próximos años. En cambio, otros 24 diputados electos se oponen a conceder una licencia adicional a la eléctrica Fortum, la única compañía que vio rechazada su solicitud en julio pasado, mientras que los 4 parlamentarios restantes están indecisos.

En cuanto a las políticas sociales, también hay grandes divergencias, como la reforma de las prestaciones por desempleo, los derechos de las parejas del mismo sexo o las ayudas públicas a las familias con hijos en edad preescolar. Los Verdaderos Finlandeses tampoco parecen tener una postura oficial sobre la inmigración.