SIDNEY. Hacia la medianoche (hora local) el ciclón de categoría cinco --la máxima-- ingresaba en la costa a través de la localidad de Mission Beach, adentrándose unos 320 kilómetros en tierra, con intensas ráfagas de vientos que han provocado olas de hasta nueve metros de altura en las playas de la ciudad de Townsville.
El director de los servicios de emergencia de Queensland, Neil Roberts, ha informado de la existencia de 60 viviendas con daños estructurales graves, otras 100 con medios y unas 50 con leves. "Creo que esto da una idea de las consecuencias de los significativos daños en propiedades causados por el ciclón", dijo.
No obstante, Robert advirtió de que son cifras preliminares. "Este es el balance que aporta la vigilancia aérea, pero la gente está haciendo sus comprobaciones sobre el terreno, propiedad por propiedad", indicó el funcionario, en declaraciones recogidas por el diario 'The Australian'.
Los equipos de emergencia han registrado unas 1.500 llamadas a lo largo de toda la noche, no obstante se espera que aumenten cuando la población compruebe los daños de sus viviendas, ya que se calcula que unas 177.000 se han quedado sin suministro eléctrico y un número indetermiado, aunque también elevado, carece de agua potable.
"Nos enfrentamos a un daño muy extenso y devastador en algunas partes del norte y del extremo norte. Seguimos viendo una situación muy peligrosa en algunas partes de la región", indicó la primera ministra de Queensland, Anna Blight.
La 'premier' estatal y la primera ministra australiana, Julia Gillard, han acordado declarar zona de desastre el área afectada, lo que permitirá a los damnificados reclamar indemnizaciones especiales, que serán las mismas que las previstas para los afectados por las inundaciones.