Karlsruhe. La canciller alemana, Angela Merkel, se ganó ayer el respaldo de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en su reelección como presidenta de la formación con un discurso volcado en el conservadurismo y la pujanza económica del país, en busca de antídotos a su pérdida de electorado.

La jefa del partido se vio ratificada en el cargo, que ocupa desde 2000, con el 90,4% de los votos de los delegados reunidos en el congreso de Karlsruhe (suroeste alemán), por debajo del 95% alcanzado dos años atrás.

Merkel repartió elogios, al partido y a sí misma, como buena gestora en tiempos de crisis, y reivindicó para la CDU los logros de un nuevo "milagro alemán" que "maravilla al mundo", ya que la primera economía europea va a crecer en torno a un 3,5% este año.

"Prometimos, en la cúspide de la crisis, sacar Alemania adelante. Hoy Alemania está mejor que casi todos los demás", dijo Merkel, y añadió que "el mundo habla de nuevo milagro alemán". "En realidad no es un milagro, sino algo que los alemanes, y la CDU, logramos trabajando duro y en la dirección correcta", afirmó.

Merkel defendió cada uno de sus pasos dados frente a la crisis griega, "que puso en juego la estabilidad del euro y el futuro de Europa".

La canciller alemana sacó a colación el descenso del paro -"asumí la cancillería con cinco millones de desempleados, ahora hay menos de tres millones"- y la buena reputación de la marca-país alemana.

El congreso se celebró en Karlsruhe, en el estado de Baden Württemberg, y debía servir de pistoletazo de salida para la ronda de elecciones regionales de 2011, entre ellos en ese Land, feudo tradicional de la CDU, y la ciudad-estado de Berlín.

apuesta conservadora La líder de la CDU, castigada por unos sondeos que no dan oportunidad a su coalición de centro-derecha, sale arropada de Karlsruhe con una cúpula más leal a su línea.

Merkel insufló ánimos a los suyos, frente a los sondeos que apuntan a la pujanza de los Verdes, a los que calificó de "retrógrados", como partido "que se opone a todo lo que signifique progreso". Asimismo atacó al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), a cuyo ex presidente Franz Müntefering parafraseó -"estar en la oposición es una porquería"- para convertirla en "la oposición hace porquerías".

Merkel fue agresiva en sus ataques a la oposición y conservadora en el mensaje a sus filas. Dedicó buena parte de su discurso a la defensa de los valores cristianos, como referentes de la sociedad alemana, e insistió en que Alemania da la bienvenida "de todo corazón" a todo aquel que "respete y observe nuestra cultura de referencia".

El congreso despidió como vicepresidentes a los ex barones regionales Roland Koch -que pasa a la empresa privada- y Christian Wulff -presidente del país-, así como a Jürgen Rüttgers.

El relevo preparado para esos puestos por Merkel son Ursula von der Leyen y Norbert Röttgen, ambos miembros de su Gobierno, más Volker Bouffier, primer ministro en el estado de Hesse.