Cada cuerpo es un mundo y muchas veces no es fácil encontrar la prenda que nos encaje como un guante: si no nos sobra de aquí, nos falta de allá y si no hay una costura que nos queda rara, hay un bolsillo que nos hace un efecto feo. 

Si a esto le sumamos que en el mundo de la moda no existe un criterio unánime de tallaje, encontrar la prenda adecuada puede ser todo un reto. Te puede ocurrir que en una tienda una talla 38 de pantalón te quede holgada y en la de enfrente no entres en una 40, lo que te generará gran desconcierto e inseguridad al comprar ropa, ya que nunca sabrás con certeza cuál es tu talla. 

Pues bien, no se trata de algo casual, sino que responde a una engañosa táctica de márketing muy utilizada por la industria de la moda, el vanity sizing. Esta práctica consiste en etiquetar una prenda con una talla inferior a la que le correspondería según su corte y sus medidas (es decir, por ejemplo, etiquetar como talla S una prenda que por sus dimensiones es una talla M).

El objetivo de esta trampa es hacer creer a los clientes que llevan una talla inferior a la que en realidad necesitan. Esto les hará sentirse más contentos y con una mayor autoestima, y sin duda les animará a consumir los productos de dicha marca

Una chica se prueba un pantalón con una cintura demasiado grande. Freepik

Percepción de la prenda

Un estudio publicado en el Journal of Consumer Psychology señalaba que, si un cliente tiene que probarse una talla más grande de la habitual, tendrá una percepción negativa de la prenda, mientras que si la que le encaja es una talla más pequeña, la verá de forma muy positiva

Además, si tiene que probarse una talla más, se sentirá abrumado y su autoestima decaerá, y para compensar los sentimientos negativos que le generó la talla grande y levantar el ánimo, comprará más, pero esta vez zapatos, joyas o perfumes.

Este tallaje vanidoso en el fondo es consecuencia de los estereotipos de belleza existentes en la sociedad actual, en la que medios y redes sociales resaltan la especial importancia del físico. Transmiten el mensaje de que la delgadez es sinónimo de belleza y de que esta es un símbolo de éxito y de valoración social.

Una mujer pide a una dependienta otra talla de un top lencero. Freepik

Fabricación en Asia

Según señala la periodista y escritora Laura Opazo en su libro La moda es revolución, esta confusión de tallas se debe también al hecho de que las prendas de muchas grandes marcas de países occidentales se fabrican en países del sudeste asiático y sus sistemas de medidas no se corresponden.

Las tallas más habituales en la moda actual son: XS (Extra Small o extra pequeña), S (Small o pequeña), M (Medium o mediana), L (Large o grande), XL (Extra Large o extra grande) o XXL (Extra Extra Large o extra extra grande).

Opazo reivindica la ropa que nos empodera y nos hace sentirnos bien frente a la que nos esclaviza, y asegura que casi todo el mundo guarda en el armario alguna prenda yugo con el objetivo de lucirla cuando pierda algún kilo, lo que conseguirá tras mucho sacrificio o quizás nunca lo logre, con la frustración que esto le va a provocar.

Actualmente, hay marcas que se rebelan contra los tallajes y están creando prendas sin talla en lo que se conoce como tendencia sizeless, la cual promueve una actitud positiva y un amor hacia nuestro cuerpo al margen de la talla que vistamos.

Una mujer elige una camiseta blanca. Freepik

El origen de las tallas


Uno de los principales problemas para acabar con el vanity sizing es la ausencia de un estándar internacional en el tallaje. Pese a que en los años 60 del siglo XX apareció el concepto de tallas comerciales en Estados Unidos, a día de hoy sigue sin haber un sistema estandarizado en todo el mundo. Por entonces empezaban a surgir en las grandes ciudades tiendas de ropa y boutiques que desplazaban en la confección a modistas y sastres. Tras la segunda guerra mundial, la industria militar de Estados Unidos facilitó a la industria de confección las medidas que ellos utilizaban para fabricar el vestuario militar. De esta forma, se estableció una estandarización simple de tallas que servía para adquirir la ropa de forma más rápida y sencilla.