Mesa de Redacción
Un viaje en balde
Más de 2.000 kilómetros entre pecho y espalda para nada. Un agotador desplazamiento hasta Las Palmas para regresar a casa, como vulgarmente se dice en estos casos, con cara de tonto. El cuerpo fundido y mucho dinero perdido.
Si a cualquier persona en su sano juicio le pareció lo más sensato el sábado el aplazamiento del Gran Canaria-Baskonia debido a los efectos de la borrasca Emilia, que el partido no se jugara el domingo resulta más difícil de entender con el sol que lucía en la isla.
Ni al equipo insular, azotado por problemas internos en un curso decepcionante, ni por ende a su dueño, el Cabildo, que incluso impidió al Baskonia realizar la habitual sesión de tiro previa al encuentro, les interesaba jugar.
Basta con decir que el consejero de Deportes también forma parte del consejo de administración del club amarillo para entender esta postura.
El Baskonia y la ACB trataron de jugar el domingo, ya fuera a puerta cerrada o con público, pero las autoridades locales se negaron en redondo en una decisión con el trasfondo claro de perjudicar a los hombres de Galbiati en el plano deportivo. Mejor para sus intereses coger al Baskonia más cansado en el futuro que no ahora. Apenas hay fechas libres para meter con calzador el partido en un calendario tan comprimido y el perjuicio es evidente.