Pensaba escribir sobre los dos temazos de la semana, el thriller bancario de la opa de BBVA sobre el Sabadell y el psicodrama de la vuelta de Amaia Montero a La Oreja de Van Gogh, dos seriales que parecen haber llegado a su pantalla de The End, aunque sospecho que el segundo tendrá secuela, a juzgar por la marcha de Pablo Benegas. Pero me asalta una noticia: “Las escuelas públicas en EEUU prohíben Cien años de soledad junto a otros 4.000 libros”. Según leo, el informe 2024-25 de PEN America cifra en 6.870 los vetos en 23 estados y 87 distritos escolares estadounidenses. La naranja mecánica es el libro más veces prohibido, Stephen King es el autor más vetado y la lista incluye obras como 1984 y Rebelión en la granja de Orwell, varios de la saga de Juego de Tronos, El cuento de la criada de Margaret Atwood, varias novelas del eterno candidato al Nobel de Literatura Haruki Murakami, Tiempo de matar de John Grisham, Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson, Las uvas de la ira de John Steinbeck, libros sobre Goya y Picasso, Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, El perfume de Patrick Süskind, Un mundo feliz de Aldous Huxley, Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams o El amor en los tiempos del cólera de García Márquez. Así que, en un acto de rebeldía revolucionaria, dedico estas líneas a llamar a la lectura: volvamos a Cien años de soledad, por ejemplo, y que tiemble la censura.