Si es cierto aquello de que lo único constante es el cambio podríamos aplicar a Donald Trump la máxima de que lo único estable en su administración es el caos. He renunciado ya a intentar seguir al minuto su guerra arancelaria porque me había convertido en el coyote persiguiendo al correcaminos. Pero leo estos días que lo que tiene frito a Trump últimamente es el caso Epstein. Parece ser que el universo MAGA (Make America Great Again) está sumido en una guerra interna después de que el Departamento de Justicia haya publicado informaciones que descartan que Epstein fuera asesinado en su celda –como sostienen los partidarios de la teoría de la conspiración– y niegan pruebas de que tuviera una “lista de clientes”, entre los que, por cierto, Elon Musk citó al propio Trump. Steve Bannon, gurú ultra y exasesor de Trump avisa de que el expresidente se arriesga a perder “el 10% de MAGA, 40 escaños en 2026”: “Han desanimado a los populistas más radicales”. Bannon hablando de populistas y radicales. Y Musk se ha unido al coro, atizando a Trump y añadiendo que “Bannon tiene que volver a la cárcel”, después de que Bannon se declarase “entregado” a la “destrucción” del fundador de Tesla, “la persona más malvada sobre la faz de la tierra”. Un festival, no sabe una si reír o echarse a temblar. Apostaría por lo segundo.