venía el domingo en el coche camino de Vitoria, viendo en el horizonte una nube negra rasgada de vez en cuando por fugaces relámpagos. La tormenta amenazando y música en la radio, domingo por la tarde, alma llena de buenos momentos del fin de semana. Y suena La Tarara por Camarón, que es una auténtica maravilla. La lluvia comienza a caer más fuerte en el parabrisas, la nube negra se acerca y el tráfico empieza a perder velocidad. Me apunto en la agenda mental de tareas pendientes volver a La leyenda del tiempo. La nube negra ya está aquí y la lluvia empieza a ser más bien una cortina de agua. Y suena Baga Biga Higa de Mikel Laboa con Donostiako Orfeoia y Euskal Herriko Gazte Orkestra, que parece que la lista de Spotify y la tormenta se ponen de acuerdo... Ese poderío de voces y música que parecen sugerir que en cualquier momento alguna criatura legendaria y ancestral surgirá de las entrañas de la tierra... La lluvia sigue cayendo, pero ha perdido fuerza y hay algo de claridad en el cielo. La conducción más cómoda, pienso en que belleza es, sin ir más lejos, estas dos canciones y que en este mundo tan oscuro que se nos está quedando, mira tú por dónde, el ser humano aún es capaz de crear belleza.