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Mesa de Redacción

César Martín

Risk

Tiene que ser interesante compartir espacio con Donald Trump y su troupe. Al menos, durante unas horas, las justas para comprobar cómo se toman las decisiones en una Administración como la de aquel país, muy en boga por la calidad de sus políticas y las maneras de ejecutarlas a lo largo de los últimos meses. Me los imagino a todos jugando a dominar el mundo sobre un tablero de Risk, jurando en arameo –o en la versión más cerrada del deje usado en Alabama– cuando los dados reprimen el avance sobre Groenlandia, Canadá o Panamá o hacen que se pierda el envido frente a China, muy crecida en su rearme económico y bélico en los últimos años, o ante unos jueces del Supremo, que acostumbran a anteponer el cuerpo legal vigente a los deseos del inquilino del Despacho Oval. Pese al toque de excentricidad que acompaña este ejercicio de imaginación, supongo que las mesas de crisis que se organizan en la Casa Blanca presididas por el magnate inmobiliario no diferirán mucho de lo aquí expuesto. Al menos, desde la barrera a este lado del Atlántico, la imagen que da la Administración Trump en esta su segunda legislatura se asemeja más a un quinito juvenil en un tugurio que a un Ejecutivo con dos dedos de frente.