Maravilla de las maravillas, Carlos Mazón se fue el lunes de excursión a Madrid, nada menos que al hotel Ritz, a contar –palabras textuales– “la verdad de lo que ocurrió el 29 de octubre” en un desayuno informativo. Chúpate esa Corts Valencianes. Y Mazón, en ese marco incomparable , se encontró sin los referentes de su partido: ni Alberto Núñez Feijóo ni la todopoderosa Isabel Díaz Ayuso le arroparon. Feijóo esa mañana en una entrevista televisiva aseguraba sobre el futuro de Mazón que el PP tomará la decisión “más oportuna” porque a su partido le “interesa gobernar en Valencia”; y supongo que en ese momento Mazón sintió en su cuello el frío y afilado roce del filo de la espada de Damocles. El caso es que Mazón tiró para delante –disciplina que domina– y se autoproclamó “daño colateral del Gobierno”. Pero no fue lo más flipante: acusó a “la izquierda de este país” de haberse especializado “en instrumentalizar el dolor provocado por una tragedia para obtener réditos políticos”. Y puso ejemplos: “Ocurrió con el Prestige, con los atentados del 11-M, con la pandemia y ahora con las riadas. Construyen un relato falso y utilizan todas sus terminales mediáticas para asentarlo”. Que yo recuerde, los relatos del Prestige y el 11-M fueron de un tal PP...
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