Leo que el inefable exvicepresidente de Castilla y León y líder autonómico de Vox, Juan García-Gallardo, dimite de sus cargos y deja la política por “discrepancias” con la dirección de su partido. “Entré en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esa situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás”, ha escrito García-Gallardo en su carta de despedida, después al parecer de su particular caída del caballo camino de Damasco –no tanto, que dice que seguirá como militante–. En general, hay que ser muy ingenuo para pensar que la vida en un partido político es el paradigma de la democracia horizontal y el buenrollismo, ay... Alfonso Guerra, experto en la materia, nos dejó aquella mítica frase redonda para explicar cómo funciona el tema: el que se mueva no sale en la foto. No le tengo a García-Gallardo por ingenuo precisamente, así que quizá el problema sea que las ideas de pluralidad que manejan García-Gallardo y Vox no son las mismas. Incluso, podría ocurrir que precisamente el problema sea que sus conceptos de pluralidad sean tan tan similares que hagan incompatibles sus respectivas singularidades... Por lo demás, escuchando los discursos de Vox, pluralidad precisamente... pues no.
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