Navegando por el catálogo de series de las plataformas de televisión me encontré el pasado fin de semana con una española titulada Todos mienten, tal vez alguno de los lectores la conozca. Pues bien, imagínense mi decepción cuando revisé el reparto. Qué oportunidad perdida para haber apostado por José Luis Ábalos, Isabel Díaz Ayuso, Eduardo Zaplana, Alvise Pérez como protagonistas e Iñigo Errejón como actor revelación, además de los numerosos cameos de personajes de la política española que se me ocurren. Seguro que habría sido todo un éxito. Me empiezo a preguntar si llegar a las altas esferas del poder convierte al personaje en cuestión en un sinvergüenza o, por el contrario, llegar a la alta política requiere ser un sinvergüenza. El caso es que últimamente pocos se salvan de esconder trapos sucios. No sé si me indigna más que un político sea abiertamente machista o, como en este último caso, enarbole públicamente la bandera del feminismo para luego tener comportamientos igualmente machistas en su vida privada. Urge una importante depuración interna y mucha autocrítica dentro de los partidos políticos si quieren evitar perder la escasa credibilidad que les queda y que el sistema salte definitivamente por los aires.