En cualquier otro trabajo su continuidad estaría prácticamente garantizada pero, como decía aquel, fútbol es fútbol. La irracionalidad del deporte rey no se circunscribe únicamente al césped y las gradas sino que en ocasiones parece trasladarse a los despachos, al menos a vista de los ajenos a los entresijos. Con el objetivo de la permanencia en la punta de los dedos me resulta extraño, pese a los precedentes, que desde el club no se haya trasladado con claridad que el futuro del banquillo pasa por la continuidad del técnico madrileño en Vitoria tras las buenas sensaciones y los logros obtenidos en sus dos temporadas en la capital alavesa. El ascenso del año pasado y el objetivo de la continuidad en Primera tras un curso con poco sufrimiento deberían ser motivos suficientes para asegurar hoy por hoy su renovación. Pero no sería la primera vez que la propiedad retira la confianza en un técnico pese a obtener los resultados demandados. Hay que ser cautos y esperar a que los números confirmen la permanencia y habrá mil detalles que desconocemos quienes estamos fuera pero sería difícil de entender que Luis García no continúe un tercer año al frente del Glorioso. Sabiendo lo que ha ocurrido en otras ocasiones son pocos los aficionados alavesistas que, pese a desearlo con todas sus fuerzas, se jugarían su dinero a que va a ser finalmente así.