En algunos árboles de mi calle han empezado a brotar las flores. Algo que suele ocurrir en primavera, entre los meses de marzo y abril. Y es que el tiempo está muy loco. En nuestra querida Gasteiz un día tenemos un frío que pela, otro un sol radiante y al siguiente están cayendo chuzos de punta. Vamos, que no sabemos por dónde nos da el aire, nunca mejor dicho. Lo mismo ocurre con el clima político. A 24 horas de las elecciones gallegas, el resultado es una incógnita. ¿Conseguirá el PP la ansiada mayoría absoluta o cambiará la historia? Si el tema político está tormentoso, el económico no se queda atrás. ¿Cuándo dejarán de subir los tipos de interés? En Gasteiz también estamos abonados a esta atmósfera de incertidumbres. ¿Alcanzarán los trabajadores y las trabajadoras de Tuvisa un acuerdo digno y así finalizar la huelga indefinida? Y qué decir de los ascensores, rampas y escaleras mecánicas del Casco Viejo, ¿llegará el día que todas ellas funcionen más de dos días consecutivos o seguirá lloviendo sobre mojado? Lo que sí está claro es que la verdadera primavera llegará y los brotes florecerán y podremos deshojar las flores para poder salir de dudas. Ahora sí, ahora no. Tal vez sí o tal vez no. ¿Quién sabe?