Entre las paredes de nuestro querido templo del cortado mañanero hay tres costumbres que son básicas. La primera, meterse todavía más con quien ves que se pica. La segunda, meterse todavía más con nuestro amado escanciador de cafés y otras sustancias cuando ves que la vena del cuello empieza a palpitar a lo grande. Y la tercera, jugarse los cuartos con todo lo posible. No es broma. El otro día, hubo una apuesta sobre si la tormenta del sábado iba a caer justo cuando decía una conocida aplicación del tiempo, antes, después o si no iba a caer ni gota. Por supuesto, se pone el dinero sobre la mesa por cosas más comunes. Por ejemplo, Rocio Vitero le hizo ganar una pasta gansa a uno de los jóvenes del bar tras las últimas elecciones y eso que él lleva sin votar desde que tenía 19. De eso, por aclarar, han pasado tres decenios. Esta semana, eso sí, la cosa está futbolera. Uno de los viejillos ha propuesto poner en liza unos cuantos euros para ver quién adivina cuánto va a tardar en ponerse de nuevo de moda en los papeles y entre los adláteres de la cosa pública la ampliación de Mendizorroza. Tampoco es que las cantidades sean grandes, pero está participando bastante personal y el que se lleve el gato al agua puede que incluso pueda pagar parte de las obras.
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