Muchas gracias por dejarme acompañarte en este camino. Porque eres tú la que me has enseñado a mí desde el minuto uno, desde que la palabra cáncer apareció así, sin más, en tu vida. Has sido tú con la que he aprendido de dónde sacar la fuerza, el optimismo y el mirar siempre hacia adelante, aunque haya sido desde la distancia. Eskerrik asko. Creo que ahora tengo una amiga, una buena amiga con la que nos queda el final: acabar el camino. Porque estoy segura que se va a acabar, está más cerca de lo que pensamos. Y ese día marcado en rojo, cuando vayas a la consulta a recoger el alta, tenemos mucho que celebrar. Porque me has ensañado que no podemos dejar nada pendiente en nuestra lista. Y claro, también hablo de nuestro viaje que seguro vamos a hacer las dos juntas. Porque lo vamos a hacer, como Leo y ‘las de la última fila’, solo que al revés, con el alta ya en la mano. Me lo has puesto muy fácil, enseñándome que al miedo se le vence y, sobre todo, que somos más fuertes de lo que nos hacen creer. Solo dos cosas: Oihane tiene mucha suerte de tenerte como ejemplo. Y los que se han quedado en el camino o ni siquiera lo empezaron a tu lado ya sabes dónde están: en ese baúl que hemos cerrado con llave para siempre.
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