Este sábado puede hacerse realidad el sueño del retorno del Alavés a Primera un año después. La empresa no es sencilla pero cosas más complicadas ha hecho el Glorioso, la mayoría relacionadas con salvaciones épicas. Sería el colofón a un año lleno de grandes momentos para el alavesismo. Es precisamente por eso por lo que tengo la sensación de que ya hemos ganado. Pase lo que pase en Valencia nadie nos va a quitar todo lo vivido este curso. Los goles, las victorias, la tensión, los momentos de comunión en el estadio, que esta temporada han sido muchos, con toda la afición entonando el himno o las canciones de la hinchada, los espectaculares tifos de Iraultza... Eso queda ya para siempre en el corazón de cada alavesista. Vivencias que dan sentido a una pasión que para algunos resulta irracional pero que para muchos otros forma parte de nuestra vida desde txikis. Y ese es el gran tesoro acumulado en los últimos años y que esta campaña se ha hecho aún más grande. Pocas imágenes hacen crecer más la esperanza que las de las cuadrillas de chavales y chavalas gozando y sufriendo en Mendizorroza con su Alavés. Ese es un legado que se lleva forjando desde hace tiempo y que estos últimos meses se ha visto reforzado por todos esos grandes instantes que dejan huella en la memoria. Una victoria incontestable.