agradable y muy divertida. Así he visto Minx, una miniserie a la que casi nadie está haciendo caso (hasta que arrase en los Emmy). Nos traslada a 1970, a Los Ángeles en un momento de gran agitación social en el que las mujeres ya hacían campaña por la igualdad. El argumento, muy sencillo: Joyce, una joven feminista muy seria decide unirse con un publicista y editor de revistas porno para crear la primera revista erótica para mujeres, Minx. Sin embargo, la primera vez que vemos a Joyce en pantalla está haciendo lo imposible para publicar su revista, una revista radical de liberación femenina repleta de artículos muy sesudos que apelan a la revolución de la mujer. Su nombre, como no podía ser de otro modo, El despertar del matriarcado. Incluso Joyce sueña con recibir un Pulitzer y con contar con la aprobación de Gloria Steinem, la máxima encarnación del feminismo en esa época. Sin embargo, lo que acaba haciendo Joyce (que tiene que convivir con la incomprensión que supone el feminismo en los años 70) es Minx, la primera revista erótica para mujeres. Solo en el primer episodio habrás visto tantos penes como en muchas series juntas. Y es que en apenas media hora por capítulo, la serie va destruyendo todos nuestros prejuicios.