Recientemente, los gasteiztarras han sido testigos de una disputa muy absurda: una familia ha intentado llamar Hazia a su hija recién nacida y la jueza del Registro Civil lo ha impedido porque la palabra significa ‘semen’. El objetivo de los padres de la pequeña ha sido querer llamar ‘Semilla’ a su hija y su traducción en euskera es Hazia. Algo que nada tiene que ver con la interpretación injusta que pretende darle la señora jueza pero, por ahora, no se puede llamar Hazia. Es cierto que uno de los significados de Hazia es semen, pero a las personas que buscan significado a todos los nombres se les olvidan las grandes lenguas. La elección del nombre es la primera decisión importante que tomamos cuando viene un bebé en camino. Estoy harta de que nuestros nombres se encuentren siempre en el punto de mira porque tienen un significado violento, porque suenan raro o por cualquier otra razón absurda. Al igual que es inadmisible que se impida poner un nombre a un niño por considerarse nombre de niña cuando hasta hace poco no había problema. Lur es un ejemplo claro y muchos han tenido problemas para poner este nombre a su hijo en el Registro Civil. Euskaltzaindia lo recoge como femenino en un idioma donde si de algo puede presumir es de que no existen los géneros. Todo bien por aquí...