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Mesa de Redacción

Marta Martín

Qué bien se está en agosto

Sencillamente, qué bien se está en Vitoria en agosto. Superadas las fiestas de La Blanca, nuestra querida ciudad ha recuperado una tranquilidad inusitada en tiempos pasados: la del mes de agosto. Quienes por deseo, obligación o falta de plan y/o pasta nos quedamos en Vitoria después de la subida de Celedón vamos tranquilos a los sitios, da igual en coche, que en autobús, a pie o en bici. Mismo relax para disfrutar de las piscinas, sin estrés para aparcar o comprar y apenas colas en la mayoría de los sitios. Cierto es que quienes habitamos la ciudad en agosto echamos en falta algún sitio más abierto para tomar un pote o comer, pero, tras dos años de pandemia y unas fiestas en las que lo hemos dado casi todo, entendemos que la hostelería –la que pueda, claro– también diga aquello de “hasta setiembre, que me voy de vacaciones”. Así que, inmersa en esta felicidad veraniega, me sorprendo tan tranquila en un semáforo a la espera de que pase el BEI. En el mismo cruce que genera el resto del año una impaciencia a veces desmesurada. Y entonces me pregunto si no será nuestro estrés diario, y no el BEI, el que nos produce una insana crispación porque el ritmo del día a día nos supera. Un punto de vista diferente con el que mirar las cosas mientras arranco de nuevo.