¿Se acuerdan? La letra de aquella canción decía algo así como que “en Vitoria hace un frío que pela/hay hasta quien dice que parece Siberia”. En mis años mozos, tarareábamos aquellas estrofas de Potato hasta lograr elevar la melodía –Para calentar– a los altares de los himnos musicales de toda una ciudad, de una generación y de una sociedad muy concretas. Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado irremediablemente. Cambio climático mediante, la capital alavesa se parece más a una urbe caribeña o a una región andaluza que a su propio recuerdo de estampas nevadas. Lo escribo con conocimiento de causa, ya que me estoy ocupando de estas cuatro líneas en estado de cocción lenta, y alabando por lo bajini las bondades del inventor del aire acondicionado, que ha permitido que vivir en días como los que sufrimos esta semana no sea una penitencia completa. En fin, habrá que acostumbrarse a las bermudas, las camisas hawaianas, las chanclas y los gorros de rafia que, pese a mermar el carácter duro y sufridor y la apariencia recia y seria de los alaveses, van a convertirse en pan nuestro de cada día como outfit insustituible para afrontar los rigores de los meses de infierno que nos van a tocar. Y que Dios reparta suerte.