n jornadas de lluvia es habitual que, al caminar por las calles, esquivemos los numerosos charcos que se forman. Sin embargo hay quien prefiere y hasta parece desenvolverse como pez en el agua metido permanentemente en uno de ellos. Cuestiones como la situación del sector turístico, el contenido de azúcar en las bebidas y la subida del IVA del 10% al 21% desde hace doce meses, la prohibición de publicidad de bollería industrial o galletas dirigidas a la población juvenil fueron algunos de los primeros charcos pisados. Una vez que el chaparrón pasó y escampó la tormenta, de nuevo hubo una zambullida en nuevas balsas de agua. En esta ocasión los dardos se dirigieron hacia la carne roja y el punto de brasa que debían tener los sabrosos chuletones. En puertas de la Navidad y la llegada de los Reyes Magos, la industria juguetera estalló ante la campaña contra los estereotipos de género en los juguetes. Por vez primera se llamó a una huelga para sensibilizar sobre el problema que supone que a los juguetes solo les dejen jugar con la mitad de la población infantil y concienciar de que jugar "no tiene género". La última ha sido la publicada en un periódico británico sobre la calidad de la carne en las macrogranjas estatales. Es cuestión de tiempo esperar el nuevo charco del Ministro de Consumo, Alberto Garzón.
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