u salida por la puerta de atrás jamás ensuciará su magnífico legado. Dusko Ivanovic ha sido, es y será siempre una leyenda en Vitoria. Un tipo con sus defectos y sus errores pero, ante todo, alguien incansable que ha trabajado con una profesionalidad y una honradez elogiables. Estaba claro que el Baskonia necesitaba un golpe de timón para enderezar una nave a la deriva y que la situación no podía alargarse más tiempo, pero me pregunto yo ahora si muchos de los que siguen ahí en ese vestuario se han dejado realmente la piel para que el montenegrino mantuviera su puesto de trabajo. El gran error de Dusko ha sido su cabezonería para no adaptarse a los nuevos tiempos que corren. Ya no quedan jugadores, como los de antaño, que aguanten estoicamente el sufrimiento y un alto grado de exigencia. Scola, Nocioni y aquellos extraordinarios argentinos de su primera época se hincharon a pagar multas y posiblemente renegaban de él fuera de la cancha tanto como los de ahora, pero competían con sangre en los ojos y se partían la cara por él. Luego, por cierto, su cuenta corriente lo agradeció con creces. Por tanto, tan solo queda desearte que te vaya bien y que en Vitoria siempre serás recibido con una ovación estruendosa. Tu conciencia debe estar muy tranquila.