Puede que alguien, alguna familia, se plantee la posibilidad de integrar una mascota en el hogar. Por regla general la elección de qué animal suele centrarse en si perro o en si gato. Es una decisión que algunos tienen muy clara por lo que el debate acaba rápido, pero la mayoría no lo ve fácil, tiene en cuenta muchas variables.

Sin ánimo de minusvalorar a uno en beneficio de otro, ambos merecen la oportunidad de encontrar un hogar que les reciba con los brazos abiertos, aquí vamos a plantear una serie de razones que pueden inclinar la balanza en favor de los gatos. 

Aunque en el refugio parezcan desconfiados, los gatos adoptados se adaptan fácil a un uevo hogar. Freepik

La situación de los gatos abandonados es más peliaguda que la de los perros. De entrada, se abandonan más, unos 33.000 al año según los informes de la Fundación Affinity, a los que hay que sumar los que ya viven en colonias en las calles. De los que se recogen y llegan a refugios de asociaciones por abandonado o pérdida, el 43% son adoptados, el 18% son devueltos a sus familias gracias al chip de identificación, el 13% pasan a una casa de acogida temporal, un 8% fallecen por enfermedad o edad y un 2% son sacrificados. El 16% restante está condenado a pasar el resto de sus días en un refugio al no tener una segunda oportunidad de volver con una familia. 

En estos datos no se cuentan los gatos ferales, los gatos que viven en colonias callejeras. A ellos se les aplica la práctica protocolizada de Captura, Esterilización y Suelta (CES). El objetivo es evitar su proliferación además de que mantengan unas condiciones de vida buenas. En su mayoría nunca han estado en un hogar con humanos ni otros animales, por lo que no han aprendido a socializar y ya no son aptos para una adopción. 

Dada esta situación, a la que se une la legislación de varias comunidades autónomas sobre el sacrificio cero, hace que muchos refugios alcancen una dramática situación de lleno que no permite la entrada de otros gatos. Por ello, adoptar un felino y llevarlo a casa puede suponer salvar de la calle a otro. 

Pero hay más razones que hacen que adoptar un gato sea la mejor opción. Estas son algunas: 

1. Los gatos benefician la salud

Convivir con un gato mejora la salud, el bienestar y la calidad de vida del humano. Hay estudios que han determinado que la relación con gatos ayuda a reducir los niveles de estrés y de ansiedad de su humano. Acariciarlo o escuchar su ronroneo ayuda a relajarse.

Además, los dueños de gatos tienen una tensión arterial más baja que las personas sin mascotas. Algunas investigaciones han ido un poco más allá afirmando que puede reducir el riesgo de sufrir un infarto. 

También se ha comprobado que el sistema inmunitario se refuerza y la recuperación de algunas enfermedades puede ser más rápida. No sería el caso de los alérgicos al pelo del gato, pero sí está demostrado que los niños que han crecido junto a un gato desarrollan menos alergias que los que no. 

Además, en algunos casos también puede ser una herramienta terapéutica para trabajar con niños y adultos con autismo. 

2. Buenos compañeros de los niños

De entrada, crecer junto a un gato ayuda a reforzar la salud de los niños, pero también puede ser el mejor compañero de juegos que pueden tener en casa. No solo mantendrán una actividad física los dos, también le ofrece la oportunidad de aprender a cuidar a otros, a responsabilizarse de su bienestar. Supondrá una experiencia muy enriquecedora. Además, verse capaces de hacerse cargo de otros trae consigo un importante aumento y refuerzo de la autoestima, lo que le hará capaz de enfrentarse a otras responsabilidades, además de desarrollar cualidades como la empatía y la tenencia responsable de mascotas.

Hay que elegir con cuidado el ejemplar que mejor congeniar con la realidad del hogar al que va. Freepik

Algo que sí hay que tener claro es que el adulto debe ser el ejemplo en el que se miren los menores, es quien tiene que enseñarles a relacionarse de forma positiva con los animales y con todo su entorno. 

3. Resultan una buena compañía

Aunque los gatos tienen cierta fama de huraños, de ir a su aire, de ser desconfiados, lo cierto es que son animales sociales. En realidad son cariñosos, dulces y juguetones. Esto hace que aunque se muestre muy autónomo para muchas cosas, nunca ignorará al humano o humanos que vivan en su casa. 

Cierto es que cada ejemplar tendrá su propia personalidad y no dudará en manifestarla, pero igualmente sabrá captar el estado de ánimo de los demás y ayudarles a superar los malos momentos. 

En el caso de adoptar un cachorro, el acercamiento será mayor ya que no dudará en curiosear todo lo que los humanos hagan, creando lazos más fuertes. 

4. Se adaptan bien y son autónomos

Entrando ya en las comparaciones con los perros, los gatos son más autónomos, por lo que pueden quedarse más tiempo solos en casa. Además, tampoco necesitan salir a la calle a pasear como los perros. Es cierto que hay gatos exploradores, especialmente en entornos rurales que entran y salen a su antojo de la vivienda, les gusta explorar. Pero en la ciudad, con vivir en un piso que cuente con un entorno enriquecido para satisfacer sus necesidades les basta.

Además, los gatos regulan su alimentación, no se dan atracones, por lo que se le puede dejar solo dos o tres días, siempre y cuando tenga una fuente de agua fresca a la que acudir. Para orinar y defecar, con el arenero es suficiente. Mientras pueda mantener sus rutinas, no tiene que haber problemas. 

Ahora bien, autónomo no significa que no necesite que se le atienda. Por ello, en caso de que tenga que quedarse solo, será conveniente contar con alguien de confianza que pueda darse una vuelta para comprobar que todo va bien y reciba su ración de mimos diaria. O adoptar otro gato.

5. Son cazadores entusiastas

Los gatos no han perdido su instinto cazador. Si ven algo que se mueve a su alrededor no dudarán en seguirlo, vigilarlo e ir a por él. Da igual un ratón, una lagartija, un bicho que se arrastre o que vuele o una pelota. Lo más probable es que después de pillarlo juegue un rato con él o acabe dejándolo al alcance de su humano a modo de ofrenda, a modo de hoy invito yo

Para él será un ejercicio extraordinario y para su compañero de piso, si es testigo de la persecución, un espectáculo muy entretenido. En estos casos conviene vigilar el proceso para evitar daños si da un salto más calculado o realiza una escalada por muebles con objetos que puedan caer y hacer daño a alguien. 

Estas son cinco razones para llevar un gato a nuestra vida y a nuestro hogar. No son las únicas, hay más, pero cada hogar y cada gato es un mundo que acabarán viviendo juntos.

CONSEJOS PARA ADOPTAR UN GATO

Quien ya se haya decido por adoptar un gato, debe tener en cuenta esta decisión supone una gran responsabilidad y un compromiso. La pérdida de interés del dueño o descubrir que las obligaciones son mayores de lo esperado son las causas más comunes del abandono animal.

La adopción de un gato no debe ser fruto de un acto impulsivo, sino basado en la reflexión. Hay que ser realista y elegir el que realmente se pueda atender, no el que nos entre por los ojos. No será lo mismo un gato adulto que un cachorro que otro sénior, ni si es hembra o macho. 

Los factores que hay que tener en cuenta a la hora de adoptar un gato son el carácter y naturaleza del felino, por lo que conviene visitarlo varias veces en el refugio y pedir aclaraciones a los que lo cuidan. También hay que intentar conocer su pasado, sus circunstancias vitales. Igualmente hay que ser muy consciente de las propias características, de cómo es el núcleo familiar en el que se va a integrar el gato, qué humanos hay y la presencia de otras mascotas. 

No hay que dudar en seguir los consejos de los trabajadores y especialistas del albergue donde viva en gato.