El japonés de la isla

– Demasiado pronto, Núñez Feijóo empieza a actuar como aquel japonés que descubrieron en una isla del Pacífico en los años 50 del pasado siglo, que no sabía que se había terminado la segunda guerra mundial. En su caso, el tipo actúa ignorando que no tiene la menor posibilidad de ser presidente del gobierno español en este viaje. Salvo milagro rocambolesco con el voto del extranjero –y creo que ni así–, lo que le queda es hacerse a un lado y rezar para que Junts le reviente el globo a Pedro Sánchez. En ese sentido, si lo piensan, se le puede dar la vuelta al famoso titular: es él quien está en manos de Puigdemont. Solo si hay bloqueo y repetición electoral, tiene alguna oportunidad. Y eso si, como deslizábamos ayer, le permiten seguir siendo candidato de su partido. Todos escuchamos cómo se jaleaba a Ayuso en el baile de los zombis del balcón de Génova del pasado domingo.

“Contactos”

– Pero parece no darse por aludido y se ha montado una agenda de presidenciable de la señorita Pepis. El lunes se pavoneó de haber hablado con Vox, de haberse asegurado el voto de UPN -¡qué hazaña!-, de haber estableciodo contacto con Coalición Canaria... y el PNV. Pongo los puntos suspensivos porque ahí el gallego se comportó como un auténtico fulero y un tipo desparpajudo. El tal contacto, que tirios y troyanos de variado pelaje corrieron a difundir como la prueba de que se cocía un pacto de “los fascistas” con los jeltzales, fue un simple intento de hablar con Andoni Ortuzar, que no pudo (o no quiso) atenderle. Cuando el bulo empezaba a cobrar cuerpo, tuvo que salir el PNV a contar en una nota oficial lo que lleva diciendo desde que se convocaron las elecciones: que bajo ningún concepto tiene nada que pactar con un PP que va en mil sitios de la mano de Vox. Y para que quedara meriadianamente claro, fue Ortuzar en persona el que telefoneó al gallego para decirle lo que ya sabía pese a que fingía hacerse de nuevas: que la puerta de Sabin Etxea está cerrada para él con siete cerrojos.

Pues no

– Estaría bien que esta vez les haya quedado claro al mesías fallido de Génova, a los sembradores interesados de cizaña y, de paso, a ciertos opinateros del ultramonte que, después de haber culpado al PNV de todas las plagas bíblicas y postbíblicas, ahora le ponen ojitos tiernos para que sea costalero de Feijóo. Miren, por ejemplo, lo que anotaba ayer el veterano Luis María Anson: “El PP ha mantenido a lo largo de muchos años acuerdos y colaboración con un partido liberal conservador, con un partido democristiano, que vertebra lo más constructivo de la Autonomía vasca”. Ya.