Mega pija que se ha quedado compuesta y sin vestido de novia: Déjeme, en primer lugar, que le agradezca que nos varíe la monocorde dieta electoral con sus dramas descacharrantes de ricacha malcriada. A partir de ahí, olé y olé por la firma vasca de costura que, pese a perder un pastizal y exponerse en la picota pública, se ha negado en redondo a acceder a su capricho de plagiar un diseño nada menos que de Chanel. No está nada mal que, por una vez, alguien le pare los pies a quien está acostumbrada desde la cuna a que sus deseos se conviertan en órdenes. Por lo demás, hay que ser cutre de narices para pretender que una casa seria de costura actúe como uno de esos talleres clandestinos que nutre los mercadillos.