- Si fue grande la felicidad cortesana a la llegada del juerguista del Golfo, mayor lo fue para muchos a su marcha. Pedro J. Ramírez no ocultaba en El Español ni su alivio ni su irritación por el comportamiento del turista: "La célebre sentencia de Thomas Hobbes 'el hombre es un lobo para el hombre' bien podría aplicarse al caso del rey emérito. La palpable incomodidad de Felipe VI desde que Juan Carlos I volvió a España el pasado jueves acredita que, a veces, el peor enemigo de la monarquía puede ser la propia monarquía. Porque su impunidad penal no implica su impunidad moral".
- También Federico Jiménez Losantos vertía bilis en su columna de El Mundo ante el espectáculo y, especialmente, ante el daño causado al actual titular de la corona española: "El garbeo nada garboso de Juan Carlos I en busca del aplauso de una derecha amnésica y senil ha sido un acto de deslealtad al Rey, cercado por quienes nunca le perdonarán su defensa de la Nación y la Constitución frente al golpismo catalán, que, en vez de la cárcel, está en el Poder junto al partido de Sánchez, el de la ETA y el de Caracas".
- El monárquico más recalcitrante del diario de Unedisa, Eduardo Álvarez, acabó tan harto que se plantea lo mismo que han pedido ERC o EH Bildu, entre otros: "Si no se plegara a la autoridad de su hijo, agrandaría una crisis en la institución que podría obligar al estudio de medidas tan duras como la retirada del título de Rey, con carácter vitalicio, que ostenta Don Juan Carlos y hasta la necesaria reforma legal para su apartamiento de la Familia Real".
- José María Carrascal, poco sospechoso de antimonárquico, lanzaba esta invectiva en ABC: "Sus tejemanejes con faldas y dineros, en cambio, parecen más propios de uno de esos jóvenes vástagos de la monarquía inglesa que los de un Rey jubilado, que es lo que es, nada más, pero tampoco nada menos. Pocas cosas hay más penosas que un jubilado intentando estar en plena forma, y su paso por Sangenjo ha mostrado que la dejó atrás hace bastante tiempo". Y por si quedaban dudas, remataba así: "Lo siento, Don Juan Carlos: conoce el cariño que le tengo. Pero tendrá que seguir en Abu Dabi, que tampoco es Alcatraz, con alguna visita esporádica". Patapum. l