La diputada de Junts en el Congreso español Miriam Nogueras alejó de sí una bandera española mientras comparecía ante la prensa. Como diría uno de esos titulares-cebo tan de moda, adivinen lo que pasó después. La respuesta, aquí abajo.

"Como si Míriam Nogueras fuera europea por catalana, y no en su condición de ciudadana de la democracia española"

Pedro J. Ramírez (El Español)

Pues lo que pasó, como imaginan, es que u puñado de amanuenses diestros se sintieron ofendidos. En cabeza, Pedro J. Ramírez, que titula el editorial de El Español “Circo 'indepe' a precio de ópera”, y le suministra esta ración de moralina a la política postpujolista: “Este pronto pueril y ridículo tuvo que ser enmendado poco después por Inés Arrimadas, que volvió a colocar la bandera en su lugar. El gesto de menosprecio de Nogueras resulta aún más sonrojante por su decisión de mantener la bandera de la Unión Europea, argumentando que esta "le representa mucho más". Una grotesca pretensión del independentismo catalán que cree poder puentear a España para integrarse en la UE, como si el club comunitario fuera a acoger el simulacro de nación con el que Junts fantasea. Como si Míriam Nogueras fuera europea por catalana, y no en su condición de ciudadana de la democracia española”.

También en el digital pedrojotesco, Guillermo Garabito utiliza la anécdota para un desparrame en el que caben desde la ley trans al recuerdo de Pablo Iglesias: “Porque el nacionalismo, desde que la ley trans de Montero, que les dice a los catalanes que dan igual sus genes o sus genitales, ellos pueden elegir entre ser hombre, ser mujer o ser nación. Cada catalán es una nación oprimida. Y Míriam Nogueras es transnacional, por eso no puede soportar que en su derecho a ser una nación le pongan de fondo la bandera de España, que es el enemigo imaginario. ¡Qué rápido se degrada todo! Como siga desparramándose el nivel vamos a echar de menos incluso aquellas tardes cercanas, cuando en el Congreso de los Diputados toreaba chiquito de Galapagar, antes de cortarse la coleta”.

"Quiero que sepas, Míriam, que tu apellido, Nogueras, es muy español, como la bandera que tratas de despreciar"

Bieito Rubido (El Debate)

El director de El Debate, Bieito Rubido, se pone paternalista (lean machistón, que también vale) y perdonavidas: “Quiero que sepas, Míriam, que tu apellido, Nogueras, es muy español, como la bandera que tratas de despreciar. Es español porque es catalán, porque Cataluña siempre fue España y lo seguirá siendo por mucho empeño que una parte de la sociedad de tu región ponga en lo contrario. Esa bandera representa la historia de siglos de un pueblo donde tus antepasados también tuvieron su hueco y su tiempo. (…) No reniegues de tu país ni de tu bandera, que no te engañen. Esa bandera, cuando ondea al viento, además de mía es tuya”.

Si el jefe larga sobre el asunto, no va a ser menos el segundo en el organigrama del digital ultracatólico. A diferencia de su superior, eso sí, Luis Ventoso escribe en tercera persona. La idea básica es aquello de qué pone en tu deneí: “Míriam, supuesta empresaria textil que no logró acabar un posgrado en márketing digital, de melena larga y lacia, labios carnosos en perpetua sonrisa postiza y estética influencer, lleva siete años viviendo encantada de la nómina que le apoquinamos los españoles en el Congreso. Míriam es uno de esos diputados separatistas que para ocupar su escaño en Madrid acató la Constitución interponiendo la coletilla por «imperativo legal». Pero lo cierto es que acató el orden constitucional. ¿Puede entonces permitirse despreciar públicamente la bandera de España en sede parlamentaria? Es inaceptable, no ocurriría en ningún otro país europeo que no sea esta degradada España”.

"Nogueras sigue llevando en su bolso un DNI en el que pone que es española, y seguro que tiene un pasaporte en el que dice lo mismo"

Miquel Giménez (Vozpópuli)

No podía perderse este festejo Miquel Giménez. “Nogueras, esa españolaza”, titula su columna en Vozpópuli. Todavía más claramente que Ventoso en el párrafo de arriba, apunta lo del carné de marras: “Nogueras sigue llevando en su bolso un DNI en el que pone que es española, y seguro que tiene un pasaporte en el que dice lo mismo”. El resto del argumentario, el de repertorio, aliñado con algo que pretende ser sarcasmo: “La señora Nogueras es una española de pro, de bien y de cúbito supino si menester fuera. ¿Cómo iba a estar en contra de la patria común de todos que le proporciona un sueldo anual de 117.698 como diputada desde hace tres años y medio, que le permite gozar de una libertad de expresión tan enorme que puede decir que España es un “Estercolero putrefacto”, apartar la bandera nacional y, a pesar de ello, pasearse por Madrid con una seguridad total y absoluta? ¡Claro que es española, maledicentes ultras!”.

Interrumpimos la emisión para dar cuenta de un mensaje de Federico Jiménez Losantos a la número dos del ministerio español de Igualdad. Es, en realidad, el copiapega del primer párrafo de la columna del turolense en El Mundo: “En la corte cuchipandiana de Irene destaca aerostáticamente Pam. Si la secretaria de Estado vuelve a salir en público con una foto mía, dudo si denunciarla por acoso de cargo público a un ciudadano o poner junto al micrófono la cajita redonda de La Vache qui rit; o el oblongo escudo del Barça, por unirse a la lista de árbitros y masajistas emocionales del Valors FC, tras la ayuda brindada a Dani Alves, en la cárcel por presunta violación”.

En La Razón, la preocupación del día es que el ministerio de Defensa ha denegado a Núñez Feijóo su petición de cursar una visita a tropas españolas desplegadas en Letonia. Así se tira de los pelos el editorialista: “En cualquier caso, electoralismo o no, la pretensión de Alberto Núñez Feijóo merecía algo más que una negativa descortés y, por lo visto, inapelable. Aunque sólo sea porque la opinión pública es muy consciente de los peligros potenciales que supone para España nuestra posición de apoyo total a Ucrania y nunca sobra que la oposición apoye al Gobierno frente a las amenazas de una potencia extranjera. Compensaría, además, el penoso espectáculo que a este respecto están dando los socios comunistas de Pedro Sánchez, tan «pacifistas» ellos”.

Como no podía ser menos, el director del diario azulón, Francisco Marhuenda, se marca un bis en la columna que lleva su firma: “Hay decisiones que resultan incomprensibles. El líder de la oposición no es un personaje político menor al que se pueda vetar de forma arbitraria, como si la Administración fuera un patrimonio del Gobierno. Es lo que ha sucedido con la decisión de impedir que Feijóo pueda visitar a las tropas españolas desplegadas en Letonia. Las Fuerzas Armadas no están al servicio de La Moncloa, sino que son una parte muy importante de la Administración. La izquierda tiene una concepción patrimonialista del sector público y lo asaltan con una desfachatez sorprendente. Esta colonización es otro efecto indeseable del deterioro institucional que vivimos desde hace unos años”.