Después de ver a Sánchez y Macron escenificando la pacificación de Catalunya en Barcelona, la prensa de orden española no se pone de acuerdo sobre la salud del procés.
De hecho, llegan a discrepar entre columneros del mismo medio. Lo vemos en ABC, donde el editorialista porfía que mala hierba nunca muere: “Frente al diagnóstico reiterado por el Gobierno de Pedro Sánchez de que el 'procés' ha terminado y de que la convivencia en Cataluña habría pacificado la ambición separatista, el líder republicano se pronunció con perfecta claridad al advertir que el independentismo sigue vivo y que el conflicto no ha terminado. En uso de los habituales excesos lingüísticos que distinguen al nacionalismo, Junqueras llegó a apelar a una supuesta represión contra los catalanes para justificar la protesta”.
"Ni el 'procés' ha concluido ni el independentismo está cautivo y desarmado"
Ignacio Camacho se suma al mismo diagnóstico. Vivo, no; vivísimo: “Ni el 'procés' ha concluido ni el independentismo está cautivo y desarmado. Cautivo sí estuvo, al menos sus líderes, pero Sánchez los sacó de la cárcel y más tarde modificó la ley para exonerarlos de responsabilidades. Y desarmado (políticamente, claro) no parece a juzgar por la influencia que ejerce sobre la coalición gobernante y el desahogo con que usa sus poderes constitucionales. Ayer mismo, el jefe del Gobierno de España le hizo un hueco oficial a Pere Aragonés en la visita de Estado del presidente de Francia y el invitado aprovechó para postularse ante Macron como futuro socio en la Europa comunitaria”.
"Cuanto más vociferan más débiles se muestran"
El disidente dentro de las páginas del vetusto diario es Carlos Herrera. Según él, citando argumentos de otro opinatero de la misma cuadra, los malos están de capa caída: “[Aragonès] Se fue. ¿Alguien creía que un tipo con aspecto de dar la mano flácida y necesidad de teatralizaciones que le legitimen ante los esquejes va a quedarse a escuchar respetuosamente el himno de España a la vera de Sánchez? Cuanto más vociferan más débiles se muestran. Al final va a tener razón Sostres”.
"Quería el presidente del Gobierno escenificar el final del Procés delante del vecino francés, y le ha salido el tiro por la culata"
En La Razón, Sandra Golpe se apunta al bando de los que no se fían: “Quería el presidente del Gobierno escenificar el final del Procés delante del vecino francés, y le ha salido el tiro por la culata. A final Junqueras, su socio abucheado, el traidor, le ha robado la foto del día. Su manera de interpretar el fiasco resulta, como poco, llamativa: cree que esos que se quejan en la calle contra el Gobierno son extremistas, tanto el independentismo como la oposición que el sábado se manifestará en Madrid”.
El editorialista de El Mundo está entre el sí, el no y el vaya usted a saber. Lo que tiene claro es que sea lo que sea, es para mal y, por supuesto, culpa de Sánchez: “La política de apaciguamiento practicada por el Gobierno alimenta el independentismo. Basta ver las amenazas de un nuevo referéndum de autodeterminación. Sánchez afirmó ante el presidente francés que la Constitución «se cumple en todos los territorios, también en Cataluña». Lo cierto es que es el propio Ejecutivo el que permite que la Generalitat vulnere la legislación en aspectos medulares como la lengua. Lo más lacerante no es que el independentismo porfíe en sus planes, sino que el Gobierno de todos se empeñe en negar la realidad y dependa de la buena salud de estos aliados para mantenerse en el poder”.
El más optimista de los galenos consultados es Ricardo Dudda, que certifica en The Objective la defunción del independentismo: “El procés está muerto; así que larga vida al catalanismo. El Gobierno de Sánchez ha asumido la estrategia de contentamiento del PSC. Por eso para solucionar el problema catalán, como he escrito en alguna ocasión, no hay que hacer absolutamente nada. Porque lo único que calmará al independentismo es precisamente aquello que nadie puede (ni debe) darle”.
¡A Cibeles con la rojigualda!
Otro de los afanes del día de algunos amanuenses diestros es tratar de calentar la parada patriotera convocada para mañana en la madrileña plaza de Cibeles. Así, el editorialista de El Debate brama: “A Cibeles, a defender la democracia”. Como argumento, el tremendismo de siempre: “Nunca, desde hace décadas, estaban tan en solfa los cimientos de la nación, la hegemonía de las libertades, la igualdad real entre españoles y el futuro del país. Sobran razones para ir a Cibeles. Y faltan recursos para frenar democráticamente tantos excesos de Sánchez, toda vez que los obstáculos tradicionales han sido asaltados o señalados por el Gobierno, bien para ponerlos a su servicio como el Tribunal Constitucional, bien para estigmatizarlos, como la escasa prensa crítica”.
"Hay que salir a la calle, aunque llueva y ventee, a decir que no vamos a permitir que un oportunista venda nuestro país en el zoco de los separatistas"
Casi autoplagiándose (porque es posible que el texto anterior haya salido de su pluma), el subdirector del digital ultracatólico, Luis Ventoso, escribe bajo su firma: “Hay que salir a la calle, aunque llueva y ventee, a decir que no vamos a permitir que un oportunista venda nuestro país en el zoco de los separatistas. A decirle que somos conscientes de que está deteriorando la democracia española y que no lo aceptamos. A decirle que no puede pisotear la separación de poderes que vivifica las democracias, ni reformar la Constitución por la puerta trasera”.
Con prosa solemne y truculenta del mismo pelo, Emilio De Diego se casca una arenga de tres cuartos de página en La Razón para arrastrar a los buenos españoles al sarao: “La situación es grave y no están dispuestos a claudicar de su condición de españoles, orgullosos de serlo. Por tanto se ven obligados a salir a la calle, a exigir al señor Sánchez el cumplimiento de la Constitución, el fin de sus maniobras antidemocráticas y que deje de colaborar con quienes intentan romper España. O ¿acaso puede dudarse de los propósitos declarados públicamente por los separatistas y los filoterroristas, auspiciados por el principal responsable de un gobierno del Reino de España que trabaja contra España y el Rey?”.
Y también en el diario azulón, Abel Hernández, sin pensar en la alta probabilidad de fiasco de la convocatoria, proclama que la calle es de la derecha. Tal cual: “La gran manifestación que se desarrollará mañana en Madrid, promovida por distintas organizaciones cívicas, confirma que la derecha se ha apoderado de la calle en este año electoral. Es la reacción de las clases medias ante lo que está pasando. Se trata de una magna protesta contra el Gobierno, su presidente y su política de pactos. Es una confirmación estruendosa de que Pedro Sánchez ha perdido la calle”.