Después de ver a Feijóo quedando como Cagancho en Almagro, las cabeceras de orden salen en su auxilio. La tesis general es que el Mesías de Génova es víctima de la clásica campaña orquestada de la malvada izquierdona.
Casi tal cual lo tienen en la segunda portada de ABC. “El PSOE redobla la estrategia contra Feijóo ante su avance electoral”, reza el encabezado principal, que se matiza con esta apostilla debajo: “Pese a creer acertado el plan, miembros del Ejecutivo alertan del riesgo de parecer oposición”. La crónica de las páginas interiores en la que se apoyan semejantes enunciados comienza así: “En cierta forma, las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) eran una piedra en el sendero que el Gobierno había dibujado para su estrategia electoral más importante en lo que queda de legislatura: la demonización de Alberto Núñez Feijóo. La estigmatización de su figura para romper su imagen de institucionalidad, gestión y moderación”. El firmante es Víctor Ruiz de Almirón.
"Ha comenzado la gran batalla para destruir al líder del PP, polarizar la sociedad, movilizar el voto y conseguir la continuidad de Sánchez"
En La Razón, Francisco Marhuenda también alerta de que hay una conjura contra el gallego. “La campaña contra Feijóo”, se titula la pieza. Toda la miga está en el primer párrafo: “Es bueno reconocer que la izquierda política y mediática es implacable. Cuando se pone en marcha se convierte en una apisonadora, aunque no siempre obtiene los resultados que persigue. El blanco ahora es Feijóo. Lo que hemos visto hasta el momento ha sido solo el aperitivo. Ha comenzado la gran batalla para destruir al líder del PP, polarizar la sociedad, movilizar el voto y conseguir la continuidad de Sánchez”.
Unas páginas más atrás, el incombustible Abel Hernández se apunta a la tesis, y anota de su cosecha que la tal campaña no empezó con lo del gatillazo del poder judicial: “Asistimos a una campaña organizada desde el Gobierno para desacreditar al nuevo líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Empezó la movilización contra él desde la mesa del Consejo de Ministros. Los medios de comunicación cercanos al Gobierno se unieron con entusiasmo a la operación de acoso y derribo. Todo valía: desde que estaba cautivo de los duros del partido, encabezados por Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid, hasta que no dominaba el inglés”.
"No se atreverían a hacer nada parecido con un catalán, pero a un gallego le endilgan la rusticidad sin reparo alguno"
En Libertad Digital, Cristina Losada aporta un curioso punto de vista. Se meten así con el líder del PP porque es gallego. Y pone como ejemplo el cachondeo por el ridículo sobre el año de publicación de 1984: “La chanza y la burla fueron apoteósicas en el hemisferio de la izquierda, más aún porque el error permitía colgarle a Feijóo el sambenito de cateto, etiqueta que forma parte de una estratagema inteligentísima de los spin doctors del Partido. No se atreverían a hacer nada parecido con un catalán, pero a un gallego le endilgan la rusticidad de forma casi espontánea y sin reparo alguno”.
Según anota Jorge Vilches en The Objective, lo que le pasa al sucesor de Pablo Casado es que es un cándido y, por tanto, perfecta diana para los malvados: “Feijóo se ha dejado llevar por la engañifa de Sánchez a un entramado del que nunca iba a salir victorioso él, ni el PP, ni la democracia española. El sanchismo había ideado un plan muy ambicioso por el que se cargaba la imagen de Feijóo de hombre inteligente impermeable a la «política infantil», a la vez que satisfacía a ERC con la rebaja de la sedición y calmaba a Podemos”.
Rubén Arranz va por ahí poco más o menos en Vozpópuli. Se ve ya desde el largo título: “Feijóo ya es consciente de la potencia del cañón mediático de Sánchez”. De nuevo, la idea central es que en Génova son demasiado pardillos: “Mientras los populares tratan de mantenerse a flote -en un mar de desidia, desnorte y somnolencia-, en el PSOE saben muy bien cuál es la estrategia a seguir para que el cronista que escribe la historia de la España contemporánea mantenga su despacho en Ferraz. Es el que redacta una y otra vez el mantra de que la derecha sólo es democrática cuando accede a conceder lo que le piden los socialistas”.
Para consuelo del líder humillado, El Mundo trae en primera una encuesta que asegura que todavía le saca 28 escaños a Sánchez. De propina, la inmensa mayoría de los encuestados cree que hizo en bien en romper la negociación. Ese tirabuzón se recoge en un editorial titulado “El efecto Feijóo se relaja, pero sus votantes respaldan su plante”. En la letra menuda, este párrafo balsámico: “Igualmente importante es el respaldo masivo que los votantes del PP, de más del 83%, ofrecen a la decisión de Feijóo de dar por suspendidas las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional mientras Sánchez no retire su propuesta de reformar a la baja el delito de sedición”.
Curiosamente (o no), también El Español de Pedro J. Ramírez sale también al rescate de Feijóo con una encuesta cuya curiosa conclusión es, según leemos en el editorial, que el que ha salido peor parado es el inquilino de Moncloa: “Con las cartas sobre la mesa, quien afronta un lío mayor a partir de ahora es Sánchez. Como desvela el sondeo de SocioMétrica-EL ESPAÑOL, la opinión pública está mayoritariamente del lado de Feijóo, por más que su liderazgo salga cuestionado. El 55% cree que acertó al romper el acuerdo por el CGPJ, y una amplia mayoría (59,4%) considera que Sánchez es el principal culpable del fracaso”.