La educación está adoctrinada, ¿quién la desadoctrinará? Pues, quién a va a ser sino ella, la emperatriz de Sol, la gran cruzada del siglo XXI librando sus batallas contra los infieles. Y no me miren a mí, que la exageración es de Antonio R. Naranjo, autor de una pieza titulada "Ayuso y los moros", que contiene fragmentos de poema de gesta como el que sigue: "La pregunta no es por qué Ayuso planta cara al Moro Muza de Moncloa, sino por qué no lo hacen, con ella y no bajo ella, los presidentes de Aragón, Extremadura, Valencia o Castilla-La Mancha. Y ha acudido al Supremo porque en España no se puede dejar de estudiar a España ni en español sin que alguien levante la voz".

También en el digital catolicón, Ramón Pérez-Maura se alegra de la enorme suerte que es contar con su paladina. "Menos mal que no es queda Ayuso", reza el encabezado de la sucesión de lisonjas a la que no se ha arredrado ante Frankenstein: "Afortunadamente, en medio de toda esta tormenta que se lleva España por delante, ha vuelto a surgir el faro de Isabel Díaz Ayuso, ahora respaldada por el presidente de su partido, que no ve en ella un rival si no un pilar en el que sustentarse -para desesperación de El País, el duopolio televisivo y toda la izquierda española-. La Comunidad de Madrid que preside ella ha presentado ante el Tribunal Supremo un recurso al currículo de Bachillerato que ha elaborado el Ministerio de Educación. Y el Partido Popular se ha alineado detrás de Ayuso, como no podía ser de otra forma -aunque en otra época quizá lo hubiera sido-. Y con sentido común, se ha solicitado que mientras el Supremo decide al respecto, el próximo curso los alumnos sigan estudiando el currículo actual, que no puede hacerles ningún daño".

El editorialista de La Razón se suma al oé-oé-oé-oé bajo el título "Justa batalla contra el adoctrinamiento". Aquí tiene un parrafito: "La administración madrileña ha actuado con responsabilidad y sensatez tanto en el fondo como en la forma. Lo ha hecho en el ejercicio de sus competencias y por los medios adecuados una vez que el Ejecutivo socialista comunista abortó cualquier atisbo de negociación sobre un proyecto de este calado para las generaciones venideras y apostó por la imposición de sus postulados sectarios y arbitrarios, como por otra parte es su seña de identidad".

El complemente imprescindible lo aporta el director del diario azulón, Francisco Marhuenda: "Los comunistas y los socialistas se infiltraron en la educación con enorme intensidad durante el siglo XX. Lo hicieron en todos los niveles. Hay que reconocer que tuvieron un gran éxito. Un buen profesor tiene que ser de izquierdas, pero, sobre todo, activista. Esto explica la permanente obsesión de los diferentes presidentes socialistas del Gobierno por una descarada ingeniería social. Es el último ámbito de batalla ideológica, porque en el resto de temas la tienen perdida. Ayuso confirmó ayer que la Comunidad de Madrid presentará un recurso ante el Tribunal Supremo para hacer frente al descarado adoctrinamiento de la Ley Celaá en el currículo de Bachillerato".

En Libertad Digital, Javier Somalo machaca la vaina de los chupadores de cerebros alevines: "La izquierda gobernante —socialistas y comunistas— se queja de que las mujeres no cursan, por ejemplo, ingenierías, como si algo o alguien lo impidiera. Pero con la formación que pretenden ofrecer en los colegios terminará por no cursarlas nadie por mera incapacitación. Ni ingenierías ni disciplina alguna. Desaparecerán. Quizá sea eso lo que se está buscando: un analfabetismo moldeador de masas, la anestesia de la ignorancia. Recuerda a las gafas de Pol Pot, más bien de aquellos que morían por usarlas... eran señal delatora de lectura, arma letal contra la tiranía".

El jefe del chiringo digital arriba mentado, Federico Jiménez Losantos, también celebra una existencia, pero esta vez no es la de Ayuso, sino la de cierto partido. Ya saben cuál, pero por si acaso, ahí les va el titular de la encendida loa: "Si Vox no existiese, habría que inventarlo". Y ahora, tengan el pañuelo a mano, que el de Teruel se pone tierno: "Viendo el viernes el mitin de Abascal y Macarena Olona, rodeados por decenas de miles de sevillanos en el mismo banco en el que hace sólo siete años no eran capaces de reunir más que a los figurantes que traían, era difícil contener un sentimiento de emoción nacional y gratitud política. No hay en la vida pública española, en estos cuarenta años de democracia, un movimiento de tal magnitud promovido por tan poca gente y que en tan breve tiempo haya conseguido semejante eco".

Y terminamos desbarrando ya sin freno. En lo que pretende ser un análisis del debate electoral andaluz, el editorialista de El Español (suele ser Pedro J. Ramírez en persona) se saca de la sobaquera un Bildu andaluz: "Teresa Rodríguez apeló, por su parte, a esa extraña mezcla de extrema izquierda regionalista y protonacionalismo andaluz que tan mal se compadece con el carácter generalmente poco exaltado del andaluz medio. Es obvio que lo último que necesitan los andaluces hoy es un Bildu gaditano, pero Teresa Rodríguez busca un hecho diferencial con respecto a Inma Nieto y Podemos, y cree haberlo encontrado ahí".

La última la firma Gorka Maneiro en Vozpópuli. Pasan los años y alhombre no solo no se le pasan las obsesiones sino que le van a más: "El nacionalismo es puro racismo y pura xenofobia, la defensa de lo propio antes que de lo óptimo, lo "nuestro" antes que lo de "todos", la defensa de los privilegios de unos a costa del resto, la sustitución de la libertad individual por la identidad colectiva y el pensamiento único. Y así lo ha demostrado históricamente". Lo dice un nacionalista español, hay que jorobarse.