¿Eres feliz? Con esa pregunta tan aparentemente simple, pero que encierra un mundo en su interior, comenzó la primera temporada de la serie de Netflix 'Bienvenidos a Edén' allá por el año pasado, y ahora ha regresado en forma de segunda temporada para seguir las tramas de Zoa, Charly, África, Ibón y todos los habitantes, muchos de ellos forzosos, de Edén, organización regentada por Astrid y Erik, un matrimonio que aboga por la sostenibilidad y por creer que otra forma de vida es posible. Sin embargo, lo que al principio parece una fiesta en la que desconectar en una isla remota, descubren los jóvenes, termina con ellos allí encerrados y sin posible escapatoria. ¿Conseguirán en esta segunda temporada salir de la isla que los mantiene atrapados, a merced de ese grupo que los ha acogido como una extraña familia? Hemos tenido la oportunidad de charlar con algunos de los miembros de este completo reparto, para que nos cuenten con qué sensaciones retomaron este proyecto. ¿Qué ha supuesto para ellos regresar ahora a Edén?
Todos coinciden en que ha sido “un gusto”, ya que explican que ha sido un reencuentro para todos ellos, en el que han tenido tiempo de compartir espacio con nuevos compañeros de viaje. Y no solo esas relaciones se han fortalecido entre ellos, sino también la relación forjada entre los actores y los personajes a los que dan vida se ha visto reforzada. Lola Rodríguez (Mayka) explica que empatiza “con la coraza que tiene Mayka, especialmente en el tema de las relaciones, en el tema del amor, siento que es algo muy bonito cómo ella cuando siente siente, y no se oculta. Y se lanza, y aunque a veces pienses que no eres merecedora del amor, de repente la vida te da una lección y te das cuenta de que todos merecemos el amor”. Algo con lo que coincide Belinda, que reconoce que encuentra aspectos en común entre su personaje (África) y el de Rodríguez, que explica que se identifica con su personaje en que le da “un miedo terrible sentir, porque cuando siento doy un 100%, me vuelco... Y le tengo mucho respeto a sentir”, explica, al tiempo que reconoce que “los miedos nos acompañan, y romper con esos miedos creo que es lo más difícil”. Y aquí el miedo es algo que viven los personajes cada día, miedo a no ver un nuevo día, miedo a no conseguir salir de la isla, miedo a lo que ocurrirá al momento siguiente.
Pero no solo el miedo juega un papel importante en esta serie. Y es que el amor florece también hasta en los rincones más oscuros, el amor entre hermanas, el amor romántico... Para Tomy Aguilera, el amor debería jugar “el papel protagonista” en nuestras vidas. Para Rodríguez, el amor más importante es “el amor propio”. Algo con lo que coinciden Aberasturi, Salamanca, Carlos Torres y Berta Castañé. Para Torres además esta experiencia fue nueva, ya que no formaba parte de la primera entrega, aunque reconoce que lo ha “disfrutado muchísimo”.
Todo esto, ligado a la adrenalina que nos espera también en esta nueva temporada y que ya adelantan que “se multiplica por diez” en esta nueva entrega, es lo que nos depara en la segunda puerta abierta a esta isla paradisiaca y perdida en la que muchas veces los personajes no saben en quién confiar y que lo único que quieren es conseguir salir de esa comunidad que sin quererlo se ha convertido en su hogar.
¿Con quién te quedarías en una isla desierta?
El escenario en el que transcurre la serie es una paradisiaca isla en la que a primera vista la fiesta está garantizada. Sin embargo, no todo es lo que parece. Y es que lo que en un principio comienza como un viaje repleto de aventuras, donde ser felices y desconectar del mundo real que dejan atrás al subirse al barco, termina desembocando en algo totalmente distinto y para muchos de los protagonistas peligroso. Los primeros en llegar a la isla y quedarse en la primera temporada son Zoa (Amaia Aberasturi), Ibón (Diego Garisa), Charly (Tomy Aguilera) y Áfica (Belinda). Allí les esperan ya varias personas, residentes del complejo, y los líderes espirituales de esta extraña comunidad, Astrid (interpretada en esta ficción por Amaia Salamanca) y Erik (al que da vida Guillermo Pfening).
NUEVOS ROSTROS Y NUEVAS HISTORIAS
Tras los acelerados acontecimientos de la primera temporada, que en ocasiones corta la respiración y que llevó a los espectadores a recorrer, además de la isla en la que se ambienta, otras localizaciones como Donostia, ahora ha llegado una segunda temporada en la que la adrenalina sigue siendo uno de los componentes principales, que nos mantiene pegados al sillón, esperando ver qué ocurrirá a continuación.
A esta nueva entrega se han sumado además rostros nuevos, como Carlos Torres (La Reina del Flow), Nona Sobo (Entrevías) y Lucía Guerrero (Grupo 7) al elenco ya formado por la vizcaina Amaia Aberasturi (Akelarre), Amaia Salamanca (A pesar de todo), Belinda Peregrín, Berta Castañé, Lola Rodríguez (Veneno), Sergio Momo (Élite), Begoña Vargas (Alta mar), Tomy Aguilera (SKAM España), Guillermo Pfening (Foodie Love), Diego Garisa, Carlos Soroa, Dariam Coco e Irene Dev.
Además, otro de los componentes esenciales son las historias que cobran protagonismo en esta nueva temporada. Y es que si en la anterior entrega Gabi (interpretada por Berta Castañé) se enfrascaba en encontrar a su hermana Zoa, en manos de la comunidad de Edén, en esta nueva aventura pasa a formar parte de la vida en la isla, y cobra una importancia especial en estos nuevos capítulos. Y es que en esta segunda temporada, en la que tal y como recuerdan desde Netflix, con nuevas amenazas en la isla y sin salida, “la rebelión desencadena una intensa batalla por la libertad mientras Astrid lleva a cabo sus planes para el Nuevo Edén”, las historias personales cobran un peso trascendental.