El ave fénix empresarial está en Álava. Lleva el nombre de Lascaray-LEA, un símbolo de la industria vasca, que ha sabido transformar su negocio a lo largo de 200 años, pasando de hacer velas a la cosmética moderna, pero siempre con el espíritu de la familia fundadora que se empeñó en que el voraz incendio del 20 de junio no podía arrasar lo construido en todos esos años.

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En imágenes: Se desata un gran incendio en la fábrica LEA con una gran humareda visible en distintos puntos de Vitoria

Una voluntad de renacer que estuvo presente prácticamente desde el día siguiente al suceso, ya que apenas una semana después del mismo, la empresa anunciaba que ya había localizado una nave con la idea de retomar la actividad de forma temporal “aproximadamente” a finales del tercer trimestre. Y así, finalmente, lo hizo. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha querido reconocer en la categoría +Álava 2025 de sus Premios Álava+ Sariak este tesón a la hora de resurgir de sus cenizas y volver a la actividad.

"En 1905, sufrió otro incendio que redujo su fábrica también a cenizas"

La gran nube de humo negro que dejaron sus llamas, visible desde casi todos los puntos de la capital, conmocionó a la ciudadanía que se quedó todavía más boquiabierta al conocer que se trataba de la empresa más antigua de Euskadi. Su historia se remonta a 1823, cuando Juan Bernardo Lascaray llegó a Vitoria-Gasteiz procedente de Ciboure (Francia) y arrendó una pequeña fábrica de velas de sebo en el barrio del Prado de Vitoria para dedicarse a la fabricación de estos productos.

Curiosamente, al bucear un poco en su historia, se descubre, que, por desgracia, no es la primera vez que se enfrenta al desafío de sobrevivir a un incendio. Un fatídico momento que no se entendería sin antes conocer sus otros pasos empresariales, cuando Casimiro Lascaray, la segunda generación, puso en marcha en 1855 una nueva factoría bajo la denominación de La Estrella Alavesa (de ahí las iniciales de LEA), donde se fabricaban bujías esteáricas y jabón de oleína.

"Esa gran humareda venía de la empresa más antigua de Euskadi"

La compañía puso un pie, entonces, en el mundo de la “jabonería y detergencia”, iniciando la fabricación del jabón de Marfil. En 1885, Félix Lascaray sucedió a su padre en la dirección de la empresa, y vio consolidarse el proyecto industrial. Y, ojo al dato, porque 20 años después, en 1905, fue cuando otro voraz incendio redujo la fábrica a cenizas arrasando en una noche el trabajado de años de esfuerzo. Sin embargo, solo dos años después (1907), finalizó la reconstrucción de la planta, que fue ampliada, y en la que se importaron modernas técnicas en el ámbito de la industria química, pioneras en el Estado, tales como el desdoblamiento a presión, el prensado hidráulico o la recuperación de la glicerina. La actividad de Lascaray tomó por aquellos años el perfil que mantiene hoy en día, y se diferenciaron ya dos sectores de fabricación: desdoblamiento de ácidos grasos y derivados y jabonería.

A principios de los años 20, y bajo la dirección de la cuarta generación de la familia Lascaray, nuevos procesos y procedimientos ayudan a que, bajo la marca de Productos LEA, Lascaray, ampliara su actividad, comenzando con la fabricación de productos afeitado e higiene personal.

Entre 1973 y 1975 la industria es trasladada a un nuevo emplazamiento en la zona industrial de Arriaga, de la capital alavesa. La misma que el pasado junio resultó pasto de las llamas.