Los 10 errores que hacen que tu casa esté sucia aunque la limpies a fondo
Pequeños fallos como elegir mal el producto, usar herramientas sucias o no dejar a los limpiadores actuar el tiempo suficiente pueden arruinar cualquier limpieza
¿Te ocurre a veces que limpias tu casa con esmero y al poco tiempo vuelve a aparecer el polvo? ¿El espejo te queda con sombras, elsuelo pegajoso o la cocina huele raro a pesar de que le pones mucho empeño? Pues bien, tal vez el problema no seas tú, sino los pequeños errores que cometes y que hacen que la limpieza sea menos efectiva.
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Los errores más habituales
A continuación repasamos los fallos más frecuentes que cometemos al limpiar la casa.
1- Usar el producto de limpieza inadecuado
Cada superficie requiere un tipo de limpiador diferente: lo que funciona bien en los azulejos puede arruinar la madera o corroer la piedra natural. Para evitarlo, conviene elegir siempre productos específicos para cada material, lo que mejorará el resultado y, además, prolongará la vida de las superficies.
2- No dejar actuar los productos
Si aplicas un limpiador y lo retiras enseguida, no le dejarás hacer su trabajo. La mayoría de ellos necesitan unos minutos para cumplir con su misión que puede ser descomponer la grasa, eliminar bacterias o aflojar la suciedad. Respetar su tiempos de contacto mejora el rendimiento y evita tener que repetir la limpieza.
3- Usar paños y herramientas sucias
Un paño lleno de polvo o una esponja vieja no limpian, simplemente esparcen la suciedad. Además, las herramientas húmedas pueden acumular bacterias si no se higienizan correctamente. Mantener los utensilios limpios asegura una higiene real.
4- Limpiar en un orden desordenado
El orden importa y mucho. Si empiezas por el suelo y luego quitas el polvo de los muebles, volverás a ensuciar lo que acabas de limpiar. Para lograr mejores resultados, conviene seguir una secuencia lógica: siempre de arriba hacia abajo, empezando por lámparas y estantes y terminando en el suelo; de los espacios menos sucios a los más exigentes, como cocina y baño; y trabajando siempre por zonas para no mover la suciedad de un lugar a otro.
5- Usar demasiado producto
Poner más cantidad no garantiza un mejor acabado; de hecho, suele tener el efecto contrario. El exceso de producto deja residuos pegajosos que atrapan el polvo y ensucian más rápido. Utilizando la cantidad correcta de producto, se limpia mejor, se ahorra dinero y se evita la acumulación innecesaria de restos.
6- Rociar el producto directamente sobre muebles y espejos
Aplicar el limpiador directamente sobre la superficie puede dejar vetas, residuos y, en el caso de la madera, incluso provocar daños. Lo mejor es rociar el producto sobre el paño; de esta forma se controla mejor la cantidad, se evitan manchas y se protegen mejor los materiales.
7- Usar herramientas inadecuadas
Cada herramienta tiene su función y no emplear la correcta puede arruinar el resultado. Si usas papel para limpiar los cristales, quedarán restos; los estropajos abrasivos pueden rayar las encimeras y algunos trapos no atrapan bien la suciedad. La microfibra es la opción más versátil, ya que sirve para limpiar cristales y superficies delicadas, y no deja marcas si se limpia de arriba hacia abajo.
8- Olvidar la limpieza previa en seco
Aplicar productos líquidos sobre una superficie sucia termina creando una mezcla pastosa difícil de retirar. En primer lugar habrá que pasar la escoba, la aspiradora o un paño seco para eliminar la suciedad suelta, lo que hará que la limpieza posterior sea más eficaz y rápida.
9- No mantener limpios los utensilios
Un aparato sucio no solo limpia peor, sino que esparce la suciedad. Mantener los utensilios en buen estado optimizará cada sesión de limpieza.
10- Mezclar productos de limpieza
Algunas combinaciones pueden ser peligrosas, especialmente la mezcla de lejía y amoníaco, ya que genera gases tóxicos. Usar un solo producto por tarea, además de evitar riesgos, proporcionará mejores resultados.
Zonas olvidadas
En otros casos, los errores de limpieza se producen por omisión. Y es que hay determinadas áreas de la casa que pasan inadvertidas en la rutina diaria de limpieza y terminan acumulando suciedad, lo que afea el aspecto general de la casa.
Así, no conviene descuidar zócalos, interruptores y manillas, el espacio bajo los muebles, los rieles de la ducha y las ventanas, así como los cubos de basura. Aunque parezca que no, un repaso rápido a estas zonas puede marcar la diferencia.
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