Con el paso del tiempo, es muy común que las cerraduras de nuestro hogar comiencen a presentar dificultades al abrir o cerrar puertas. Ya sea por el uso constante, la exposición a la humedad o el simple envejecimiento de los materiales, estas terminan endureciéndose, oxidándose y hasta desgastándose.
La frustración que se siente al intentar abrir la puerta de casa después de un largo día de trabajo lleva a pensar en soluciones caras, como cambiar la cerradura o adquirir productos específicos para lubricarla.
Sin embargo, existe un truco casero, simple y económico que podría resolver este problema.
La alternativa casera: el grafito del lápiz
En vez de gastar dinero en aerosoles o lubricantes especializados que prometen devolverle la vida a tus cerraduras, hay una solución en algo tan simple como un lápiz.
Así, este pequeño objeto que todos tenemos en algún cajón de casa podría convertirse en un perfecto aliado para recuperar la suavidad en el giro de la llave. Este método aprovecha el grafito, un material de la mina de los lápices, conocido por sus propiedades lubricantes.
De hecho, el grafito es un excelente lubricante seco. A diferencia de los aceites o grasas, que con el tiempo pueden acumular polvo y suciedad en el interior de la cerradura, el grafito se adhiere a las superficies metálicas sin dejar residuos pegajosos.
Además, este elemento es una mezcla de carbono, grasa y arcilla, lo que le proporciona la capacidad de reducir la fricción entre las piezas metálicas móviles de la cerradura.
¿Cómo aplicar el truco del lápiz?
Si las cerraduras están presentando resistencia, no es necesario ir a la ferretería: basta con aplicar este sencillo truco casero para devolverles su funcionalidad.
Sacar punta al lápiz
El primer paso es escoger un lápiz, preferiblemente uno con una mina de grafito blando, como un lápiz del número 2 (HB). Después, se le saca punta al lápiz, asegurándose de que la mina quede expuesta.
Frota la mina con la llave
Una vez que la mina esté al descubierto, se frota la punta del lápiz contra la llave que se usa para esa cerradura. La idea es que los pequeños fragmentos de grafito se adhieran a la superficie de la llave.
Introduce la llave en la cerradura
Con cuidado de no tirar los residuos de grafito al suelo, se mete la llave en la cerradura y gírala varias veces. Esto permitirá que el grafito se disperse en el interior del mecanismo, cubriendo todas las superficies móviles y reduciendo la fricción.
Repite si es necesario
Si la cerradura sigue estando un poco dura, puedes repetir el proceso hasta que notes una mejora.
¿Por qué funciona?
El grafito es conocido por ser un excelente lubricante seco. Al aplicar el grafito en la cerradura, este forma una capa protectora que reduce la fricción entre los componentes internos. Asimismo, no se seca ni se vuelve pegajoso con el tiempo, lo que evita la acumulación de polvo y suciedad.
De esta manera, se prolonga la vida útil de la cerradura sin necesidad de utilizar productos químicos que podrían dañarla a largo plazo.
Otro beneficio de este método es su simplicidad y disponibilidad. Es muy fácil hacerse con un lápiz en casa, lo que hace que este truco sea una solución inmediata y gratuita ante un problema que, de otra forma, podría haberse convertido en un gasto inesperado.
¿Cuándo no es recomendable este truco?
A pesar de que el grafito es una solución eficaz para la mayoría de las cerraduras domésticas, hay algunas excepciones. Si la cerradura ha sido expuesta a un ambiente muy húmedo o presenta signos de corrosión avanzada, puede que este método no sea suficiente para solucionar el problema.
En tales casos, podría ser necesario utilizar un limpiador especializado para eliminar el óxido antes de aplicar el grafito o, en el peor de los casos, considerar el reemplazo de la cerradura.
Cabe mencionar que es importante no abusar de este método. Aunque el grafito es excelente para lubricar, aplicar demasiado puede causar que se acumule en el interior de la cerradura, lo cual podría afectar su funcionamiento.
Por lo tanto, usa este truco de forma moderada y solo cuando sea realmente necesario.