Dos veces al año, en primavera y otoño, toca hacer un cambio de armario para tener la ropa de temporada bien organizada y ordenada. Además, es un buen momento para revisar qué prendas tenemos, cuáles se usan y cuáles no, y hacer una limpieza general. Para quienes suelen retrasar esta tarea por pereza o aburrimiento, aquí van cinco trucos para hacerlo de manera sencilla y rápida, porque nadie duda de que uno de los efectos positivos de mantener el orden en casa es la paz y la tranquilidad mental que transmite.

1. Organización

Lo primero es reservar un día para hacer el cambio de armario. Hay que tener en cuenta que puede llevar dos o tres horas, y se recomienda no dejar la tarea a medias. Además de hacer una revisión de la ropa de verano, para ver qué se guarda y qué no para el próximo año, también es el momento de hacer una limpieza general, tanto por fuera como por dentro, porque el interior del armario también coge polvo y ácaros.

Lo primero es vaciar el armario, pasar el aspirador y limpiar con agua jabonosa por dentro y fuera. Freepik

Lo más recomendable es vaciarlo por completo, pasar el aspirador por todos los rincones y después, con un paño húmedo y un poco de jabón, limpiar todas las superficies, puertas y cajones, sin olvidar tiradores. Por último, secar bien con otro paño.

Si se quiere perfumar, hay muchas opciones: saquitos de lavanda o romero, papeles perfumados, guardar en los cajones pastillas de jabón, usar aceites esenciales... Y si se considera necesario, bolitas antipolillas.

2. Selección

Hacer una selección de la ropa que se va a guardar es complicado porque muchas veces pensamos en el famoso por si acaso, pero lo cierto es que la ropa que no nos hemos puesto en los dos últimos años, rara vez se volverá a usar. Se pueden emplear métodos famosos como el de Marie Kondo: revisar una a una cada prenda, desechar las que son parecidas o se han quedado olvidadas al final del armario, y quedarse solo con aquellas que nos inspiran felicidad.

Otro método con gran éxito entre los expertos en orden es el de la percha, que consiste en colgar las prendas al principio de la temporada con las perchas al revés (con el enganche hacia afuera), y conforme se vayan usando, darle la vuelta a la percha para comprobar, al final del verano, si alguna no se ha usado.

Con la posición en que se colocan las perchas es fácil saber qué ropa hemos usado y cuál no. F.P.

En cualquier caso, no está de más hacer una revisión para no guardar toda la ropa que se tiene. La que no se usa se puede regalar, donar o vender en tiendas de segunda mano, y la que está estropeada, tirarla o arreglarla si tiene solución. Al hacer esta tarea, siempre hay que tener en mente que el próximo verano seguramente se comprarán algunas cosas nuevas y habrá que hacerles sitio...

3. Cómo guardar la ropa

Para guardar la ropa de la temporada pasada hay que lavarla y guardarla limpia, pero mejor sin planchar, para evitar que salgan manchas amarillas.

Para almacenarla durante varios meses hay que tener en cuenta dónde va a estar. Si por ejemplo se almacena en los altillos del armario o bajo el canapé de la cama, lo más recomendable son bolsas de almacenamiento transpirables. Si por el contrario va a ir al trastero, donde es probable que haya humedad, mejor optar por contenedores de plástico y meter en su interior algún saquito antipolillas. Además, un buen consejo es marcar las cajas con etiquetas para tener todo localizado y ordenado.

Otra solución, si no se dispone de mucho espacio, son las bolsas de vacío, que permiten comprimir al máximo prendas, toallas de playa y también edredones, nórdicos...

4. Ropa de baño

Para guardar bañadores y bikinis de un año para otro hay que hacerlo bien para evitar que puedan aparecer manchas y que las gomas se den de sí. Los tips que comparte Bego La Ordenatriz en sus redes sociales pueden resultar muy útiles. Esta experta en orden y limpieza recomienda tratar en profundidad las manchas antes de guardar.

Si por ejemplo se han puesto amarillos por el cloro, sumergir durante dos horas en vinagre de limpieza y lavar; o si tienen manchas de crema solar, frotar con alcohol y lavar. Además, es importante guardarlos completamente secos para mantenerlos en buen estado de una temporada a otra y que las gomas no se cedan. Para ello su truco es espolvorear polvos de talco sobre gomas, licras y costuras, sin olvidar las cinturas en los trajes de baño masculinos, y por último no guardarlos en bolsas de plástico, mejor en bolsas de telas que transpiren.

5. Métodos de doblado

Una vez hecha la limpieza y guardada la ropa que ya no se va a usar esta temporada, ya se puede empezar a meter lo nuevo en el armario. Antes de nada hay que planificar cómo se quiere hacer. Existen distintos métodos y cada cual debe elegir el que más práctico le resulte para vestir en el día a día. Uno de los que más éxito ha tenido en los últimos años es el del doblado vertical, de Marie Kondo, que consiste en doblar las prendas como si fueran pequeños paquetitos para que se sostengan en vertical. Su principal ventaja es que optimiza de forma eficiente el espacio, además de que con un solo vistazo se puede ver toda la ropa.

Otro método es dejar en primera línea las prendas que más se usan en el día a día, o incluso crear un espacio en el armario donde dejar preparada la ropa que se va a usar al día siguiente, para ahorrar tiempo por las mañanas.

En cualquier caso, el orden es fundamental, y para ello también puede ser de gran ayuda disponer de perchas variadas (para pantalones y americanas, con pinzas para faldas, para prendas con tirantes...) así como cajas de diferentes tamaños, con o sin compartimentos para organizar bien calcetines, ropa interior y accesorios, fundas o módulos para zapatos... Eso sí, antes de comprar, hay que medir los espacios para aprovechar al máximo cada espacio.