Los incendios en viviendas son más comunes de lo que parece. En España se incendian 16 hogares cada hora y el salón, los dormitorios y la cocina son los lugares más peligrosos de la casa. La mayoría de estos incendios tienen su origen en aparatos eléctricos, estufas, chimeneas y braseros, según un informe de la Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB).
De esta forma, el fuego se puede desatar en una casa en cualquier momento del día o de la noche y si se produce mientras dormimos la situación se complica todavía más. Una decisión que puede parecer tan trivial como dormir con la puerta de la habitación abierta o cerrada puede marcar la diferencia entre sobrevivir o morir.
Mientras a unos les da seguridad descansar con la puerta abierta para escuchar si los niños llaman o se levantan de noche, otros ven en ello la mejor forma de que corra el aire, de que no se acumule el calor o de que no se concentre el CO2 en la habitación. Y lo mismo ocurre con quienes prefieren dormir con la puerta cerrada: unos pueden hacerlo para tener una mayor intimidad y otros, para descansar mejor con el menor ruido posible.
Lo que en principio parece una mera cuestión de gustos no lo es, ya que a nivel de seguridad hay estudios que así lo avalan. Un informe publicado en 2019 por la Asociación Nacional de Protección contra Incendios de Estados Unidos tiene su propia teoría y sostiene que lo mejor para sobrevivir a un incendio es dormir con la puerta cerrada.
Según el documento, el mayor empleo que se hace actualmente de materiales sintéticos en muebles, elementos decorativos o en la propia construcción de la vivienda hace que el fuego se propague con mayor facilidad y que el humo resulte más tóxico. De esta forma, una puerta cerrada puede ser crucial a la hora de sobrevivir a un incendio en casa.
Mayor seguridad
El informe justifica su conclusión basándose en tres aspectos: una puerta cerrada hará que el fuego avance de forma más lenta, que la habitación alcance menor temperatura y que el nivel de oxígeno se mantenga mejor en su interior.
El documento señala que la cantidad de materiales sintéticos que hay en las viviendas, así como el menor tamaño de estas y la mayor conexión entre las distintas estancias harán que el fuego, sin apenas obstáculos, se propague con mayor rapidez.
En este escenario, si las puertas están cerradas actuarán como una barrera que frenará la expansión tanto de las llamas como del humo. Bloquear la expansión de este último es muy importante si tenemos en cuenta que la principal causa de muerte durante un incendio no son las quemaduras sino la inhalación de humo.
Si la puerta de la habitación está cerrada será también más fácil mantener el nivel de oxígeno en su interior. Si te percatas del incendio, cubre las rendijas de la puerta con toallas húmedas para evitar que entre el humo y protege también tu nariz y tu boca con paños húmedos.
En cuanto a la temperatura, si la puerta de la habitación está cerrada, el fuego tardará más tiempo a entrar en la habitación y mientras en el exterior se pueden alcanzar los 500ºC en el interior no se superarán los 40ºC.
El informe apunta además que los habitantes de una vivienda incendiada tienen ahora más probabilidades de morir que las que tenían en 1980. La razón es que si hace 40 años se disponía de 17 minutos para huir de las llamas, ahora el tiempo disponible se ha reducido hasta los 3 minutos.
Si te ves envuelto en un incendio, tras un primer momento en el que seguramente te quedarás en estado de shock deberás reaccionar. Una vez que te hayas puesto a salvo, da aviso lo antes posible a los servicios de emergencias para que acudan en tu ayuda.