Tanto le apasionaban las olas, tan clara tenía su pasión por el surf, que a los siete años Natxo González (Plentzia, 20 de septiembre de 1995) empleó todos sus ahorros en comprarse su primera tabla. A sus padres les causaba rechazo la idea, debido a la corta edad de Natxo, por lo que le dijeron que no le compraban la tabla. Sin embargo, él no se rindió y decidió comprársela con las pagas que le daban durante años. Hoy, gracias a su talento y profesionalidad, es catalogado como una eminencia internacional en la especialidad de olas grandes, logrando acceder al Big Wave Tour, el circuito mundial de olas grandes. Hasta la fecha es el único surfer del panorama nacional, y el más joven, en conseguirlo.
“Mis comienzos fueron en la playa de Plentzia, con cinco años poniéndome de pie en un corcho”, rememora con el pasar de los años. Ese simple hecho de ponerse de pie encima del corcho lo recuerda como una sensación mágica. Entonces tuvo claro, con tan solo 5 años, que quería surfear. Una vez que consiguió la tabla, Olentzero ese mismo año le regaló el traje y nunca más paró de surfear. De hecho, empezó a competir con 11 años, y a día de hoy ya ha logrado convertirse en campeón de surf de olas grandes, al conseguir un 10 en Nazaré (Portugal), y es un surfista del circuito Big Wave Tour.
“El hecho de perseguir tormentas alrededor del mundo es algo que me apasiona, realmente me encanta. Mi vida gira alrededor del surf porque vivo pendiente de las previsiones meteorológicas y allí donde sé que puede haber olas grandes, cojo un vuelo y me voy”, dice. Tanto es así que reconoce que nunca hace planes para la semana, “nunca quedo para tomarme un café dentro de cinco días”, porque nunca sabe si dentro de cinco días estará surfeando una ola grande en la otra punta del mundo. Su vida es así, allí donde puede haber olas de gran magnitud viaja sin pensárselo dos veces para seguir sumando experiencias.
En cuanto a lo que el surf le aporta, Natxo reconoce que es “todo”
En cuanto a lo que el surf le aporta, Natxo reconoce que es “todo”. “El surf de olas gigantes requiere de mucha atención, cuando estoy subido a una tabla tengo que tener toda la atención puesta en eso y estar presente. Y esta es una sensación que me encanta. Cuando hago surf estoy haciendo surf, no estoy con mi cabeza a otras cosas. Tenemos que vivir en el momento presente porque me estoy jugando la vida. Y esta emoción, esta sensación, me hace sentirme vivo, el no pensar en nada más, es una sensación que solo me regala el surf, porque la vida se resume en esto, en vivir y sentirse vivo”, dice.
"De hecho, la sensación es tan extrema que Natxo González ha aprendido también a lidiar e incluso a vivir con el miedo"
De hecho, la sensación es tan extrema que Natxo González ha aprendido también a lidiar e incluso a vivir con el miedo. En numerosas ocasiones ha pensado y barajado la idea de bajarse de la tabla para siempre, especialmente por su familia y por su madre, que viven en la preocupación que da practicar un deporte de alto rendimiento como es el surf. Pero aun pensándolo, no encuentra el momento de dejarlo a un lado, debido a su motivación, disciplina, adrenalina y, sobre todo, pasión.
Lidiar con el miedo
“He pasado miedo miles de veces, es un deporte con el que te toca lidiar con el miedo y, por eso, he pensado muchas veces en dejarlo, sobre todo por mi madre, después de tener experiencias desagradables. He tenido especialmente dos experiencias muy desagradables, y a raíz de ellas me he planteado terminar ya mi carrera, por mi familia. Y porque, al final, pienso que no tiene sentido estar empujando los límites tanto como para que esté mi vida en un hilo... Pero así es el deporte, al final vuelvo por la pasión. Si me juego la vida no es por el dinero, es porque es un deporte que me mantiene vivo”.