Los que conocen el lugar dicen que está enclavado entre paisajes desérticos y majestuosas montañas, incluida la cordillera Wasatch con sus lagos como el Gran Lago Salado y extensos bosques de frondosas arboledas. Pues bien, justo en ese lugar se encuentra el rancho en el que se refugia Robert Redford.
El que fuera una de las grandes estrellas del cine mundial se esconde en ese lugar sereno donde puede sumergirse en la naturaleza y la paz que tanto ansiaba.
Desde que anunció su retiro en 2018, el que hiciera suspirar a las mujeres y hombres de medio mundo ha encontrado una nueva forma de vida. Una manera de pasar el tiempo alejado del ajetreo y bullicio de la industria del entretenimiento.
Los motivos para esta retirada voluntaria los dejó bien claros desde que tomó la decisión con 82 años: “Llevo haciendo esto desde los 21 años... Ya es suficiente. Como actor, ya solo pienso en la jubilación”. Pocos como él pueden decir esa frase y desaparecer del cine dejando una huella imborrable en la industria.
Ya no está inmerso en el mundo de las cámaras, los guiones y los sets de filmación, pero su imagen como actor permanece intacta en el imaginario popular dejando un rastro indeleble en el cine, protagonizando películas icónicas y trabajando con algunos de los mejores directores y actores de la industria: desde su debut en War Hunt hasta su participación en clásicos como Dos hombres y un destino y El golpe.
A lo largo de su carrera Redford ha demostrado sobradamente que su talento y su capacidad para adaptarse a diferentes roles está por encima de todo.
Su última aparición en la gran pantalla fue en la película Avengers: Endgame en 2019. Pocos sabían de la decisión que el veterano actor ya había tomado: “Cuando pase, lo haré en silencio, no hablaré del tema, pienso que suscita una atención equivocada”,
La muerte de su madre
No lo tuvo fácil. Nació en un barrio pobre de Santa Mónica, California, donde su padre trabajaba de lechero y su madre era ama de casa. El prematuro fallecimiento de su madre por un cáncer le empujó a buscar consuelo viajando. De hecho, en España pasó por Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca.
En esta isla balear suele contar que aprendió a pescar. Para ganarse la vida vendía los cuadros que pintaba en la calle. Y parece que la experiencia le gustó, ya que volvió al poco tiempo ya casado con Lola Van Vagenen en 1958.
El actor ha asegurado en varias ocasiones que fue una época maravillosa, en total libertad. Pintaba los paisajes malagueños, cuyos lienzos les permitían ir tirando. De regreso a Estados Unidos es cuando inició su carrera cinematográfica.
Ganador de tres Oscar, nominado en muchas otras ocasiones, y de otros premios importantes como los Globos de Oro, Robert Redford ya es historia del mejor cine de Hollywood.
Sus dos mujeres
Con Lola convivió veintisiete años. Ella de religión mormona, él, budista. Se casaron en 1958 y se convirtieron en padres de cuatro hijos: dos niñas (Shauna y Amy Redford) y dos niños (Scott Anthony y James Redford).
El hijo mayor, Scott, murió dos meses después de su nacimiento por muerte súbita del lactante, mientras que James falleció en octubre de 2020 tras una batalla de años contra el cáncer de hígado, cuando tenía 58 años. Después de casi tres décadas de vida en común, y 27 años de matrimonio, la pareja decidió poner fin a su relación de mutuo acuerdo.
El actor se refugió en su trabajo y en el arte, y precisamente en ese ámbito es en el que conoció a Sibylle Szaggars, una pintora alemana veinte años menor que él. Tras una larga amistad de 13 años la pareja decidió formalizar su relación con una romántica boda en Alemania, en 2009.
Jane Fonda, amiga pero nada más
Fonda y Redford fueron una de las parejas más admiradas por el público. Cuando los dos aparecían en pantalla enamoraban a todos los espectadores. Jane Fonda y Robert Redford formaron un dúo arrebatador.
Trabajaron juntos en cinco películas: Me casaré contigo, La jauría humana, Descalzos por el parque, El jinete eléctrico y Nosotros en la noche.
Sin embargo, lo que pocos sabían y confirmó recientemente la actriz es que fuera de las cámaras la química brillaba por su ausencia. A sus 86 años, Jane Fonda afirmó sin pestañear: “Es muy buena persona. Simplemente tiene un problema con las mujeres”.
Después de soltar esa perla, la veterana actriz remarcó que tienen una buena relación. Fonda explicó que al principio le costó acostumbrarse al temperamento de Redford, pero que ya en Nosotros en la noche (2017), su última película juntos, se había hecho una idea de cómo lidiar con él.
Una escena icónica
Tal vez una de las escenas que mitificó para siempre a Redford como icono sexual fue aquella del film Memorias de África, cuando lavaba el pelo con cuidado a Meryl Streep. Ha sido precisamente este año cuando la escena en cuestión ha vuelto a la palestra.
Streep recibía la Palma de Oro de Honor en la 77ª edición del Festival de Cannes, un galardón y que reconocía una trayectoria que cuenta con casi un centenar de películas y 3 Premios.
La actriz, agradecida y emocionada, recogió el premio de manos de Juliette Binoche, leyenda del cine francés, dedicando su premio a su representante, Kevin Huvane, y... a su peluquero: “Quiero nombrar a otra persona que, habitualmente, está en el backstage y es Roy Helland, mi maquillador y peluquero. Él es el responsable de casi cada uno de los personajes que he interpretado durante la última mitad de este siglo. Le quiero mucho”.
Y precisamente Helland, su estilista, se convirtió de nuevo en protagonista cuando la actriz repasó el rodaje de Memorias de África junto a Robert Redford: “En aquel rodaje, había dos peligros: los leones y, sobre todo, los hipopótamos. Y los hipopótamos estaban por allí cuando rodamos la escena en la que Robert me lavaba el pelo. Roy Helland le enseñó a Robert cómo debía hacerlo, masajeando mi cabeza suavemente, como se ve en la película. Cuando llegamos a la quinta toma, yo ya estaba disfrutando a lo grande, y creo que eso se percibe en la película. Hemos visto tantas escenas de gente follando… Sin embargo, no solemos ver escenas con el tipo de sensualidad que exploramos en Memorias de África.”
El Festival de Sundance, casi un hijo más
En 1980 Redford fundó además el Festival de Sundance, por el que siente pasión. El certamen se celebra anualmente con la exhibición de películas de todos los países, procedentes la mayoría de productoras independientes y se ha convertido en todo un referente para este sector.
El nombre del festival (Sundance) proviene del personaje que el propio Robert Redford interpretó en 1969 en Butch Cassidy and the Sundance Kid. Cada año se seleccionan 200 películas para ser exhibidas entre más de 9000 que se presentan.
Más de 50.000 personas asisten a las instalaciones de Park City, Salt Lake City, Odgen y Sundance en Utah. A lo largo del festival, además de descubrirse nuevos talentos mediante la proyección de documentales, dramas y cortometrajes, los asistentes pueden disfrutar de música en vivo o mesas redondas con los más destacados creadores y figuras de la industria del cine, entre otras actividades.