Pese a los altos niveles de bienestar de los que disfruta la sociedad gasteiztarra en líneas generales, se cuentan por miles las familias que no pueden cubrir sus necesidades más básicas en la ciudad y que, en consecuencia, tienen que recurrir a las Ayudas de Emergencia Social (AES) o a las prestaciones municipales para subsistir.

Según los datos en poder del Ayuntamiento, fueron más de 3.600 las unidades convivenciales que a lo largo del pasado 2024 percibieron alguno de estos apoyos económicos gestionados, tramitados y resueltos por los servicios sociales de base, y que no son de derecho subjetivo a diferencia de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). 

Conceptos muy similares

En concreto, hubo 3.025 titulares de AES –5.502 personas en total– y otros 587 de prestaciones municipales económicas (AMUS). Ambas ayudas cubren conceptos muy similares, desde los gastos de alimentación a los energéticos o sociosanitarios, pero para acceder a las primeras es imprescindible poseer un título legal de ocupación de vivienda –como un contrato de alquiler– y la normativa no contempla excepcionalidades. 

De ahí que las segundas sirvan para atender “situaciones de personas y familias con mucha precariedad”, tal y como remarca en declaraciones a NOTICIAS DE ÁLAVA Lucho Royero, concejal responsable de Políticas Sociales en la ciudad, quien pone en valor la “muy importante” inversión económica que año a año lleva a cabo su departamento para financiarlas. Es, en sus palabras, “una verdadera inversión social”.

Algunos datos. El gasto en AES, que corre a cargo de los Presupuestos generales de la CAV, ascendió durante el pasado 2024 en Vitoria a 7,39 millones de euros, la mayoría destinados a ayudas para cubrir casos de endeudamiento previo –2,81 millones–, gastos energéticos o de mantenimiento –1,83 millones– y, en tercer lugar, de alquiler de vivienda –1,45–. La cuantía media anual ascendió a 2.445 euros por titular.

Las prestaciones municipales, mientras tanto, supusieron para las arcas del Consistorio un gasto de 855.086 euros, la inmensa mayoría para la cobertura de necesidades básicas –690.309–.

3.025 unidades convivenciales percibieron el año pasado Ayudas de Emergencia Social y otras 587 prestaciones municipales

El Ayuntamiento de Gasteiz ha destinado ya a estas ayudas 1,24 millones de euros en el primer semestre de este 2025, bastante más que en todo el ejercicio previo por el aumento de las necesidades relacionadas con la falta de vivienda, según matizan fuentes municipales. El Consistorio atiende en muchos casos situaciones que requieren de una intervención previa al cumplimiento de los requisitos de acceso a otras prestaciones. 

“Nuestro programa de ayudas siempre es subsidiario de donde no llegan otros sistemas, como los de garantía de ingresos o vivienda, porque no todas las personas tienen derecho a ese tipo de prestaciones. Por eso tienen que existir estas prestaciones subsidiarias municipales”, justifica de nuevo Royero, quien aclara a renglón seguido que “en ningún caso existe duplicidad en las ayudas”.

Comedor social

Dentro del programa de prestaciones económicas municipales se encuentra también el comedor social, un servicio que da una respuesta inmediata a las necesidades básicas de alimentación ofreciendo tanto comidas como cenas en un espacio que promueve igualmente la mejora de los hábitos alimenticios y de higiene, así como las relaciones interpersonales y la salud de sus personas usuarias.

Este recurso sumó a lo largo del año pasado 28.193 usos en total –entre comidas y cenas– para un total de 279 personas beneficiarias distintas. Los usos del comedor han crecido de forma muy llamativa desde 2022, cuando se registraron 21.037 y 173 beneficiarios, aunque cabe matizar que las plazas han aumentado en este periodo de 60 a 70.   

“La clave de la intervención de los servicios sociales es la atención integral. Las trabajadoras sociales realizan una valoración completa de la situación de la persona o familia. Ese plan de intervención puede conllevar o no la tramitación de una prestación. Y el objetivo final es revertir esa situación de precariedad económica. Nuestro objetivo es desaparecer cuanto antes de la vida de esas personas porque eso significará que ya son autónomas y no nos necesitan”, resume el titular de Políticas Sociales.

Los servicios sociales municipales vienen trabajando además en los tiempos recientes en mejorar la interoperabilidad con el resto de instituciones –Seguridad Social, Etxebide, Lanbide, IFBS...– para, por un lado, facilitar a las personas atendidas la tramitación de sus ayudas y, por otro, tener un seguimiento y un control más exhaustivos de las prestaciones. 

“Estamos trabajando mucho este tema porque el proceso administrativo es muy farragoso. Se está ayudando al usuario a que no vaya ventanilla a ventanilla”, explican en este punto fuentes del departamento.

Tránsito de personas por el centro de la ciudad. Pilar Barco

Charlas informativas

Otro de los ámbitos en los que los servicios sociales de base más se han esmerado en los tiempos recientes, con resultados que saltan a la vista, es en la información que dan a sus potenciales usuarios sobre estas prestaciones y ayudas económicas. 

El Ayuntamiento, de hecho, ofrece desde mayo del pasado 2024 charlas específicas en torno a esta materia en los centros cívicos de la ciudad, sesiones abiertas a todas las personas que lo deseen previa inscripción en las que se da información general, objetiva y unificada sobre los profesionales que conforman los bases, en qué pueden ayudar sus equipos a la población, cómo y dónde pedir cita, el complejo sistema vasco de garantía de ingresos o, de forma más específica y detallada, las prestaciones que gestiona el Ayuntamiento, tanto las AES como las AMUS.

El Ayuntamiento ofrece desde mayo de 2024 charlas informativas en los centros cívicos sobre sus recursos y prestaciones sociales

Las charlas sirven igualmente para orientar a las personas asistentes en torno a temas de interés que, aunque no son competencia de los servicios sociales municipales, sí llegan a sus profesionales, como las dudas en torno al Padrón o en materia de extranjería.  

Los mismos medios contextualizan que, hasta que se pusieron en marcha estas charlas, el grueso de las primeras citas en los servicios sociales de la ciudad servían casi exclusivamente para dar información sobre las prestaciones y los recursos que ofrece el Ayuntamiento tanto a la población general como a las personas mayores o dependientes.

Unificar la información

“En todos los casos se daba la misma información, así que decidimos unificarla porque, además, el trabajo social no es solo individual, sino también comunitario”, apuntan.

La iniciativa arrancó como proyecto piloto en apenas tres centros cívicos, El Campillo, Hegoalde y Aldabe, y con una periodicidad quincenal, pero el éxito ha llevado al área de Políticas Sociales a extenderla a un total de diez, en los que a día de hoy se ofrecen dos charlas semanales de forma rotatoria. El aforo máximo es de 16 personas, acompañantes incluidos. “No hacemos grupos muy grandes para atender preguntas y demandas concretas al acabar las charlas”, justifican las mismas fuentes.