Vitoria ha puesto sobre la mesa esta semana un tema cada vez más presente en los hogares alaveses y vascos: cómo afrontar un divorcio en la familia y, sobre todo, cómo explicarlo a los hijos. En una charla organizada en la capital alavesa, profesionales ofrecieron pautas para transitar por una separación de la manera menos dolorosa posible. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha hablado con Marina Martínez, psicóloga sanitaria que colabora con la empresa Hegala Norte y el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en el programa Maiteki, para conocer las claves a la hora de comunicar una ruptura dentro del hogar.
El repunte también se refleja en las demandas relacionadas con medidas posteriores al divorcio o separación. Entre enero y marzo se presentaron 341 demandas de modificación de medidas no consensuadas (+17,6 %) y 169 de mutuo acuerdo (+34,1 %)
En números, los órganos judiciales vascos registraron durante el primer trimestre de 2025 1.041 demandas de disolución matrimonial –divorcios, separaciones y nulidades–, lo que supone un aumento del 3,7 % respecto al mismo periodo de 2024. La mayoría de los casos correspondieron a divorcios de mutuo acuerdo, con 649 demandas presentadas (+3,5 %). Los divorcios contenciosos sumaron 359, lo que representa un incremento del 1,1 %. En cuanto a las separaciones, los juzgados vascos contabilizaron 24 consensuadas (+41,2 %) y 8 no consensuadas (+60 %). Además, se registró una nulidad matrimonial, cuando en el mismo periodo del año pasado no se produjo ninguna.
REPUNTE
El repunte también se refleja en las demandas relacionadas con medidas posteriores al divorcio o separación. Entre enero y marzo se presentaron 341 demandas de modificación de medidas no consensuadas (+17,6 %) y 169 de mutuo acuerdo (+34,1 %). A estas cifras se suman las reclamaciones vinculadas a la guarda, custodia y alimentos de hijos no matrimoniales: 312 no consensuadas (+5,1 %) y 218 consensuadas (+11,8 %).
Si se ponen en relación las demandas con la población, en el País Vasco se registraron 46,7 disoluciones matrimoniales por cada 100.000 habitantes, una tasa por debajo de la media nacional (49,9). El contraste con España es claro: en el conjunto del país, las demandas de disolución matrimonial cayeron un 3,2 % en el primer trimestre de 2025, hasta situarse en 24.241.
Para Marina Martínez, más allá de las cifras, lo importante es el modo en que se afronta la ruptura dentro del hogar. “Lo que más suelo ver es el impacto de la incertidumbre. De repente la rutina cambia, la organización familiar y económica se transforma, y eso genera miedo e inseguridad. Es como que todo lo que dábamos por hecho se tambalea, y hay que aprender a reconstruir una nueva normalidad”, explica y añade.
“Me encuentro con niños que, cuando no lo están llevando bien, muestran cambios en su comportamiento: dejan de dormir bien, bajan en el colegio, se aíslan, están más irritables o incluso tienen síntomas físicos sin causa médica. Lo más importante es darles seguridad. Que tengan claro que no tienen ninguna responsabilidad en lo que está pasando, que sus rutinas se mantengan lo más estables posible y que sepan que sus padres siguen estando ahí, aunque la pareja se rompa. Escucharles, validar sus emociones y darles espacio para expresarse hace toda la diferencia en su autoestima”.
Paradójicamente, mientras las demandas de divorcio aumentan, también lo hacen los matrimonios en Euskadi. Según datos de Eustat, en el primer trimestre de 2025 se inscribieron 1.247 matrimonios, lo que supone un 16,8 % más
Al ser preguntada sobre el consejo principal que daría a una familia que está por iniciar un proceso de divorcio, Martínez subraya que conviene entenderlo como una reorganización más que como un final absoluto. Recomienda cuidar la comunicación y evitar luchas de poder, ya que lo que más necesitan los hijos es estabilidad y afecto. Además, insiste en que pedir ayuda a familiares, amistades o profesionales no debe verse como una debilidad, porque nadie tiene por qué ser un superhéroe o superheroína en estas circunstancias. Respecto al momento en que una pareja puede plantearse la separación, la psicóloga señala que no existe un instante perfecto, pero suele quedar claro cuando la relación genera más sufrimiento que bienestar. Cuando la comunicación está rota, los intentos de mejora no funcionan y lo que se transmite a los hijos es un modelo de convivencia lleno de conflictos o indiferencia, explica. En este punto, recuerda que el divorcio no debe interpretarse como un fracaso, sino como una decisión valiente y responsable que puede abrir la puerta a una vida más sana, tanto para los adultos como para los niños.
AL OTRO LADO DE LA BALANZA
Paradójicamente, mientras las demandas de divorcio aumentan, también lo hacen los matrimonios en Euskadi. Según datos de Eustat, en el primer trimestre de 2025 se inscribieron 1.247 matrimonios, lo que supone un 16,8 % más que en el mismo periodo del año anterior (1.068).
Por territorios, se registraron 602 bodas en Bizkaia (+15,3 %), 440 en Gipuzkoa (+23,9 %) y 171 en Álava (+20,4 %). El resto (34) correspondieron a matrimonios inscritos fuera de la comunidad autónoma, con un descenso del 30,6 %. Del total, 1.198 matrimonios fueron entre personas de distinto sexo (96,1 %) y 49 entre personas del mismo sexo (3,9 %), repartidos en 29 entre hombres y 20 entre mujeres. Además, la tendencia hacia los enlaces civiles continúa consolidándose: representaron el 98 % de las bodas, frente al 97,8 % de 2024.
En la distribución de los y las cónyuges según su edad, se constata que, entre los esposos, el 90,4 % tenía 30 años o más, mientras que, entre las esposas, este porcentaje baja al 85,4 %
Por meses, el mayor crecimiento se produjo en marzo, con un 29,2 % más de matrimonios, mientras que en enero y febrero el aumento fue del 6,3 % y del 7,8 %, respectivamente. En las 1.247 bodas celebradas en el primer trimestre de 2025, contrajeron matrimonio 1.214 hombres y 1.197 mujeres residentes en la C.A. de Euskadi, siendo el resto de los cónyuges personas que residían fuera. Para 977 esposos (80,5 %) éste fue su primer matrimonio, mientras que 222 divorciados y 15 viudos volvieron a contraer nupcias. El porcentaje de mujeres que contrajeron su primer matrimonio fue superior al de los hombres, ya que las solteras fueron 985 (82,3 %); el número de divorciadas ascendió a 200 y las viudas fueron 12.
En la distribución de los y las cónyuges según su edad, se constata que, entre los esposos, el 90,4 % tenía 30 años o más, mientras que, entre las esposas, este porcentaje baja al 85,4 %. En comparación con el mismo período del año anterior, esta proporción disminuye tanto para los hombres (90,8 % en 2024) como para las mujeres (86 % en 2024). En el primer trimestre de 2025, el 17 % de las recién casadas y el 15,7 % de los recién casados tenían nacionalidad extranjera.