Según recoge el Panel de Consumo Alimentario que realiza el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2024 los hogares españoles dedicaron el 9,49% del presupuesto medio destinado al consumo de productos de alimentación y bebidas a la compra de fruta fresca, lo que supuso un gasto per cápita de 169,51 euros por persona. El consumo medio realizado por persona y año de fruta fresca se situó en 79,38 kilogramos. Supermercados y autoservicios configuraron los canales de distribución preferidos con una cuota del 39,1% del total de los kilos. En lo que se refiere al consumo per cápita de hortalizas frescas, este se situó en 49,55 kilos por persona, representando el 6,58 % del presupuesto medio asignado por hogar para la compra de alimentación y bebidas. Supermercados y autoservicios fueron, de nuevo, los sitios preferidos para unas adquisiciones en las que el gasto per cápita fue de 117,50 euros por persona y año.
Con todo, en ambos casos, la presencia de las denominadas tiendas tradicionales sigue teniendo un peso importante. Entre ellas, habría que distinguir también aquellos establecimientos en los que se puede comprar verdura y fruta fresca directamente de la persona que la ha producido, ya sean todos los productos ecológicos o no, o si todo lo que se vende en ellos es venta sin intermediarios al 100%. En todo caso, la capital alavesa cuenta con algo más de una veintena de estos puntos en los que adquirir fruta y verdura fresca, según el análisis realizado por José Ramón Mauleón, especialista en Sociología del Sistema Alimentario.
De su mano, se ha creado, para su consulta online, un callejero en el que se identifican 23 puntos de venta directa. “Existen varias formas de conseguir alimentos sin intermediarios como acudir a un mercado de productores, contactar con un hortelano del entorno para recibir regularmente una cesta de verdura y fruta, apuntarse a una asociación de consumidores o, incluso, acudir a ciertos pequeños comercios”, explica. Todo ello con la intención de mantener el tejido económico del entorno y la soberanía alimentaria “porque las personas productoras, que suelen ser del entorno, reciben mejores ingresos por la venta de las verduras que si las vendiesen a los intermediarios”. Además, “al estar mejor retribuido su trabajo, se favorece la agricultura familiar y, con este modelo de producción, el mantenimiento de las zonas rurales y la soberanía alimentaria”, al tiempo que se reduce la huella ecológica “porque las verduras no han recorrido largas distancias ni han consumido tanta energía para mantenerlas refrigeradas”.
Según expone en su blog sobre aspectos sociales de la forma de producir y consumir alimentos, también con la compra directa se ayuda a repartir de forma más equitativa la riqueza “porque el dinero destinado a comprar alimentos lo perciben muchas personas productoras, y no se concentra en las pocas manos de los intermediarios”. Asimismo, se consiguen “alimentos de mayor calidad que aportan más confianza porque se producen a pequeña escala, ajustándose a una legislación más estricta y que, incluso, podemos llegar a visitar el lugar donde se han cultivado”.
La intención
Este callejero tiene como objetivo favorecer esta compra directa de verdura y fruta fresca en Vitoria. Para su elaboración, se ha tenido en cuenta que, además de los lugares donde toda la verdura y fruta la vende quien la ha producido, hay espacios que también recurren parcialmente a intermediarios para aprovisionarse de fruta y verdura. Asimismo, se tiene en cuenta si lo que se vende se ha cultivado de forma ecológica.
“Muchos de estos lugares son pequeños comercios donde alguna de las frutas y verduras que venden, ecológicas o no, proceden de una o varias personas agricultoras del entorno. Aunque en estos establecimientos no hay propiamente una venta directa, se han incluido por tratarse de una canal corto de comercialización porque entre la persona productora que deja su verdura en el comercio y la consumidora que lo compra solo se encuentra la vendedora del pequeño comercio”, describe.
Entre estos puntos se encuentra, por ejemplo, Basaldea, iniciativa impulsada por el Ayuntamiento de Vitoria y ubicada en Abetxuko. “Uno de los participantes en esta iniciativa, Soilik, también vende sus verduras los jueves en el Mercado de Santa Bárbara”, otro de los lugares identificados en este callejero.
En el también aparecen otros espacios como la sede de Bionekazaritza, la Asociación Alavesa de Agricultura Ecológica; o el ecopuesto de la plaza de Abastos, donde dos productoras del entorno de la ciudad instalan los jueves y sábados los alimentos ecológicos que han producido. En ese mismo puesto, la Ekohuerta solidaria vende los viernes la verdura y fruta cultivada en las huertas del proyecto Koopera que impulsa Cáritas.
Se encuentran también ejemplos como el de la asociación BioAlai, conformada por en torno a 3.000 personas, y la iniciativa Cestas Urbide. Además, aparecen también comercios como Tierra Viva y Sanum Market, entre otros. El callejero ya se encuentra disponible, utilizando diferentes símbolos para catalogar los espacios en función de su oferta.