Vestidos de comunión de verde o azul y bailoteo tras el convite
En Álava ya no hay margen para el aburrimiento a la hora de celebrar este sacramento
Asistir como invitado a una Primera Comunión en Álava no tiene por qué ser un acto encorsetado. Una conversación con expertos del sector así lo revela cuando detallan a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA cuáles son las últimas tendencias al respecto a la hora de celebrar este evento que, según la Asociación Española de Consumidores (AEC), suele costar entre los 2.500 y los 13.500 euros para una celebración con 50 invitados. El banquete y el vestuario siguen siendo los que más parte del presupuesto se llevan.
Desde 300 euros
Según cuenta Leticia Aranzabal Múgica, de la boutique infantil Elbe, de Canciller Ayala, que también vende ropa informal, el vestido más barato está en 350 euros, no lejos de los 300 euros que suele rondar en los chicos, un traje casual, que incluye corbata, camisa y pañuelo. “El de coronel y almirante cuestan más: entre 400 y 450 euros, algunos de chicos son más caros que los de ellas”, apunta.
Se refiere, eso sí, solo a los vestidos, porque si se incluyen complementos, como bolsitos, guantes, corona, medias.... Suma y sigue.
“Yo llevo ahora una marca que es Amaya, que tiene un diseño muy fino”, dice mientras saca uno con falda de tul. “¿Qué es lo que pasa? Que es cómodo porque con este tul, lleva el cancán por dentro, así que no lo tiene que llevar aparte y ha gustado mucho”.
“Este otro, –dice señalando a otro blanco, en el que predomina el plumeti en su falda con manga de encaje–también es una pasada. Es lo que he llevado este año y ha causado furor porque no es ni abultado ni pesa nada”.
Cada vez más son más los adultos que celebran su primera Comunión
Más colores
Y ahora piden colores también. “Ya blanco no tanto. Ahora es tul rosa, tul verde, tul azul... Hasta morado me han llegado a pedir”.
¿Pero quién lo desea así: las niñas o las madres? “Hay de todo, pero siempre empieza la madre y como luego se empiezan a probar las niñas...”, responde.
En los chicos, ha triunfado, sobre todo, el azul celeste, para dar un aire más fresco que el marino de toda la vida.
Desde diciembre “he hecho 70 comuniones”, concreta. Y una cosa le ha quedado clara: “Las abuelas son las que pagan los trajes. Aunque hay gente, que no puede permitirse uno nuevo y viene también a la tienda con el vestido de la hermana y yo lo 'tuneo' para que no parezca igual: le pongo otro fajín, otras flores, chaqueta, zapatos... Y cambia por completo”, precisa Aranzabal que recomienda encargar los vestidos, porque todo los que tiene son de muestra, con cuatro meses de antelación para que tengan margen para las pruebas.
Las confirmaciones de adultos están “en auge”, pero las bodas religiosas en declive
Restaurantes
Agustín Hidalgo, jefe de sala del restaurante Olárizu (Beato Tomás de Zumárraga, 54), explica que en su local “estamos llenos ya” para celebrar comuniones, ya que desde mayo hasta mediados de junio no les quedan huecos libres ni en sábados ni en domingos.
“Pero el año pasado nos fue mejor porque las comuniones eran más grandes, con unos 30 comensales de media, en vez de los 20 de este año”, explica.
En cualquier caso, las familias no escatiman con los menús, que suelen rondar los 60 euros, con platos donde no falla la merluza, “al haber mucha gente mayor”, rodaballo y lubina, solomillos y gambas a la plancha.
Pero en la tarta esta vez nada de fondant, “que aunque permite diseños bonitos, luego en boca no saben tan bien”.
Así que este año la Gasteiz, de hojaldre y crema, “no falla”. Tampoco su servicio de cuidadores, de hora y media para los peques. “Y luego, toda la familia a bailar a nuestra pista”, añade. Porque en las comuniones también se baila.