Goikolarra quiere una 'frigoteka' para fomentar la lectura en este barrio de Vitoria
Ante la falta de un centro cívico, su asociación vecinal Guztion Goikolarra planea esta biblioteca portátil, que reutilizará un frigorífico. La idea es visibilizar también autoras femeninas
La asociación vecinal Guztion Goikolarra, anteriormente llamada Arelegi, se ha propuesto crear una iniciativa de lo más colorida y curiosa en este distrito, el más joven de la capital alavesa, a lo largo de este 2025. Se trata de una ‘frigoteka’, o lo que es lo mismo, una biblioteca portátil, a la que darían formar tras reutilizar un viejo frigorífico, “ante la falta de un centro cívico o cultural” (porque el más cercano es el de Hegoalde y lo tienen a unos dos kilómetros de distancia).
Su objetivo es el de ofrecer un espacio de intercambio de libros “accesible para el barrio”, que fomente la lectura y la visibilización de autoras femeninas.
Goikolarra es el barrio más joven de Vitoria, con 33,4 años de media entre sus residentes
Dinamización constante
Este novedoso proyecto, enmarcado en la iniciativa GoikoKoloreak conocida por sus murales colaborativos, se presentó en la reunión que este viernes por la tarde organizó esta agrupación, para aprobar las cuentas de 2024 y dar a conocer sus planes previstos para este año. Entre ellos, los de seguir embelleciendo el barrio, a través de la pintura colaborativa, o su propuesta para hacer un taller de reparación de bicis,“porque intentaremos dinamizar el barrio de manera constante todo el año, para que nuestras actividades no solo se limiten a nuestras fiestas (suelen celebrarlas en junio, coincidiendo con el día del Medio Ambiente)”.
Pero, eso sí, recalcan que la ejecución de todos estos nuevos proyectos, está supeditada a que les llegue la financiación del Ayuntamiento porque de lo contrario, no podrán hacerlos realidad, si no quieren entrar en números rojos.
En cuanto a la ubicación de esta ‘frigoteka’, pretenden localizarla en un “punto central del barrio”, como es el caso de la parada de Tuvisa de Zalduondo, de la Línea 9, para amenizar así la llegada del bus mediante este préstamo de libros.
Una zona “que es donde instamos, una vez más, a que, por favor, dediquen dinero público para que tengamos nuestro propio centro social, para acudir de manera segura a refugiarse, a relacionarse, a leer y a estar en comunidad”.
Sin calefacción ni agua caliente en viviendas nuevas de protección de Goikolarra
Gardeleku que se queda pequeño
Y es que el Gardeleku, se ha quedado del todo pequeño, teniendo en cuenta que son más de 380 personas socias en Guztion Goikolarra “y que más de 25 no entran de manera digna en una sala para una reunión o formación.
Por eso, aprovechan para reclamar de nuevo al Consistorio que habilite el centro social prometido en 2024. Un equipamiento donde realizar las actividades del distrito, y que formó parte del acuerdo presupuestario de PSE-PNV con EH Bildu.
En cuanto a los fondos necesarios para esta ‘frigoteka’, “los diseños y las pinturas hay que pagarlas, porque no son cualquiera. Se necesitan unas específicas, como las que utilizamos el año pasado cuando pintamos unos juegos en el suelo y también hay que pedir permiso al Ayuntamiento, que luego él pida esas pinturas y su ficha técnica y aparte, tenemos que pedir a un profesional que nos haga los dibujos y que nos ayude con el proceso de pintado y hay que pagarle honorarios. No es tan simple, como parece”.
Destrozan con grafitis el mural realizado hace diez días por los vecinos de Goikolarra
Aspecto de biblioteca atractiva
Por tanto, aunque esté en una vieja nevera, su imagen cambiará por completo:
“La lacaríamos entera y la decoraríamos con dibujos... Queremos darle una vida nueva al frigorífico y para eso, hay que pintarlo para que tenga un aspecto de biblioteca atractiva. Y para ello, tiene que estar bien diseñada, por alguien que tenga capacidad para ello y que nos ayude a transmitir bien las ideas, y con pinturas que aguanten, porque van a ser al aire libre”.
En cuanto al material de la ‘frigoteka’, lo “ideal” también es que los libros que se intercambien sean fruto de las donaciones por parte de este vecindario, más que volúmenes recién comprados, “para que haya implicación emocional y porque como puede ser esperable, los más apetitosos, pueden desaparecer”.
Y es que, teniendo en cuenta que como libros van a estar en medio abierto, el ser humano puede llevárselos sin “v“ de vuelta.
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