El futuro no es lo que nos va a ocurrir, sino lo que vamos a hacer. Una actitud colectiva proactiva mas apremiante aún en el marco de este tsunami tecnológico que amenaza a las economías que no mantengan el pulso innovador sobre la base de la sostenibilidad. El Foro Álava Objetivo, organizado esta semana por este periódico con 18 ponencias de máximo nivel, reforzó la apuesta de las principales instituciones públicas y privadas por vigorizar su alianza en aras a la evolución verde del sector productivo de valor añadido. En fomento todavía mayor de la competitividad acreditada en el ranking estatal de salario medio que este Territorio encabeza con 2.559 euros brutos/ mes.
Con la digitalización como premisa del progreso, en particular de las 19.000 pymes alavesas que ganarían hasta un 20% en productividad, y la pujanza industrial como bandera en tanto que representa prácticamente un tercio de nuestro PIB –cuando para Alemania supone el 25%–, el reto radica en reforzar el ecosistema innovador de Araba. A partir de las ventajas competitivas de su ubicación estratégica y su conectividad, con Foronda como referente de carga. Un impulso que pasa por la diversificación productiva pero también por la disposición de más suelo industrial, insuficiente a medio plazo y además con la perentoriedad de habilitar parcelas XXL –superiores a los 100.000 metros–, al objeto de atraer inversiones de fuste y de futuro, también para el empleo autóctono. Por lo pronto, Araba emerge como notoria potencia industrial encarnada en proyectos tan estimulantes como el Centro de Fabricación Avanzada de Automoción, Basquevolt, Data Center o Pharmalab 4.0, emblemas todos de vanguardia en innovación.
Como marca distintiva resulta la capitalidad green de Vitoria-Gasteiz, símbolo de la cultura de la sostenibilidad a partir del creciente compromiso ciudadano con la economía circular. La sensibilización promovida por los poderes públicos ha calado también en los distintos actores económicos sobre el doble eje de la producción de energías renovables y la descarbonización de los procesos productivos. Un binomio imperativo dado que tres cuartas partes de la energía consumida se las reparten entre la movilidad (40%) y la industria (35%), que en conjunción perfectamente podrían configurar en el Territorio un polo verde de transporte pesado con la electrificación de las rutas.
Araba cuenta asimismo con la baza de su hábitat formativo multidisciplinar. Necesitado de mayor foco sobre los nichos de empleo urgidos a su vez de ese talento a fidelizar además porque el conocimiento se marcha con el trabajador, como el tiempo y el dinero invertidos en capacitarlo. Si sólo se conserva el 1% de los empleos de hace un siglo, perdamos el miedo a la inmersión tecnológica, atisbando una oportunidad colosal en la inteligencia artificial soportada en la programación humana. Se trata de generar confianza en un entorno creativo y positivo regado de inspiración por liderazgos transformadores para el conjunto de Álava. La gran empresa colectiva.