Ciudadanos de Olarizu han mostrado al Ayuntamiento de Gasteiz su desacuerdo y malestar por el espacio elegido para el laberinto vegetal. No creen que el parque sea la mejor ubicación y así se lo han trasladado al gobierno municipal.
Han recogido mil firmas de apoyo en tres días, un gran paso en opinión de Karla, una de las responsables de la iniciativa, dada la dificultad que, sobre todo para las personas mayores supone el proceso a través de la plataforma change.org. “Muchos apoyos se quedan a medias al no confirmar o ir las firmas directamente a la basura, por lo que suponemos que ha firmado mucha más gente”, considera.
Asimismo, de forma paralela se ha creado otro change el 4 de septiembre con el lema Dejad como está el parque de Olarizu, es perfecto así. Esta movilización ciudadana busca que el Ayuntamiento dé marcha atrás y cambie la ubicación del laberinto vegetal antes de contratar la obra, por razones ambientales, de turismo sostenible y para no privar a la ciudadanía de su uso actual.
La idea del Ayuntamiento es inaugurar el próximo año el laberinto vegetal de Olarizu. En julio sacó a concurso la obra por 475.000 euros y seis meses de duración; ahora, el vecindario se opone a que esté en una zona de prado arbolado seminatural.
“A medida que la información concreta de dónde se pretende llevar a cabo este proyecto es conocida por los ciudadanos y que esto implica la desaparición de un lugar tan emblemático en la ciudad, el número de firmas ha aumentado exponencialmente en tres días”, valoran los promotores de la iniciativa.
“Aunque la movilización se ha iniciado por el vecindario más cercano, queremos aclarar que no es una movilización vecinal sino que se trata de una reclamación al Ayuntamiento en nombre de toda la población de Vitoria y de las generaciones futuras, con las que tenemos una responsabilidad de transmisión de nuestro patrimonio, ya que la ubicación elegida supone no solo despreciar nuestro patrimonio cultural sino también natural”, aclaran.
Igualmente subraya el colectivo que las campas de Olarizu son de por sí un espacio verde seminatural y que el espacio escogido para el laberinto vegetal ocasionará evidentes molestias de ruido, tráfico e inseguridad a quienes allí viven al crear un laberinto de caminos “intrincados y oscuros”, dicen.
También argumentan que abrir en las campas un espacio de ocio como el laberinto vegetal va en contra de los propios objetivos de los fondos europeos con los que se va a financiar su construcción. Igualmente, piensan que va en contra de las actuales políticas de sostenibilidad urbana que abogan por espacios naturales o seminaturales en lugar de jardines. Además, el uso recreativo que se pretende fomentar solo servirá para desplazar a Olarizu a más ciudadanos de los que ya utilizan ahora las campas.
Setos y recorridos
El laberinto estará a la entrada del jardín botánico desde la Avenida de Olarizu sobre una superficie de 5.000 metros cuadrados. Será una infraestructura intrincada de calles formadas por setos de poca altura (1,70 metros) para jugar con y en la vegetación, como es típico en los jardines europeos con calles laberínticas y encrucijadas de fácil acceso, pero más difícil salida.
“Visto desde el aire, el laberinto se asemejará a una gran huella dactilar y recordará a la estructura de muchos jardines históricos en los que un conjunto parterres geométricos da paso a una gran zona boscosa”, explicó en su día Borja Rodríguez, concejal de Medio Ambiente.
El camino interior será “largo y tortuoso” con muchos recorridos sin salida y espacios con cipreses y bancos como los del parque de La Florida. Perderse en el laberinto será una opción. No obstante, para los que quieran encontrar la salida habrá unas puertas de escape que les ayudarán a encontrar el exterior.
En el centro del laberinto, al final de recorrido, habrá una amplia zona sombreada por un roble y una fuente para refrescarse. La obra incluye un mirador desde el que observar los montes del sur de la ciudad y el parque botánico.