La horticultura urbana es una de las prácticas que gana peso en Vitoria como fórmula para fomentar la producción y autoconsumo de alimentos locales. Los primeros fueron los de Olarizu y Abetxuko, pero a ellos les han seguido los de Lakua y Zabalgana, barrio este último que debido a la alta demanda se vio obligado a sumar nuevas parcelas en un segundo huerto. El Ayuntamiento autoriza el uso de los terrenos a personas particulares que desean tener su propia huerta cerca de casa, ya sea por cuestión de salud, alimentación saludable, recreo o actividad física.
La demanda no deja de crecer. En las huertas de Urarte, por ejemplo, hay ocupadas 214 de las 225 parcelas puestas a disposición de la ciudadanía, según la última memoria del Centro de Estudios Ambientales (CEA). La cifra claramente ha ido en aumento desde las 186 huertas ocupadas, por ejemplo, en 2019.
Luego están los 183 huertos urbanos comunitarios, que se distribuyen en tres espacios, gestionados por asociaciones ciudadanas y financiados por el CEA. En 2015 se empezó a cultivar Zabalortu en Zabalgana, con sesenta parcelas en 4.165 metros cuadrados. Tres años después surgió Lakuakolore, el más amplio de los tres, con 62 parcelas y seis mil metros cuadrados. Y el pasado ejercicio, Ortubi, también en Zabalgana, con 61 huertas cultivadas en cinco mil metros cuadrados de terreno.
También hay huertos en el campus universitario, centros cívicos, Jardín de Falerina y colegios. En unos casos, la gestión es asociativa, en otros, sale a concurso.
Son experiencias ya consolidadas a las que van sumándose nuevas iniciativas en otros barrios; la última, en Judimendi, donde el vecindario va a crear un bosque urbano comestible en a Avenida de Santiago; en este caso, enfocado a la plantación de árboles frutales, al estilo del existente en Salburua.